Rusia habría descubierto reservas de petróleo en una parte de la Antártida que reclama Argentina
La cuenta oficial de la red social X de Brics News, la organización que conforman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, informó que Rusia habría encontrado en un territorio de la Antártida disputado por Argentina, Chile y Reino Unido, reservas de petróleo equivalentes a 511 millones de barriles de combustible.
Las reservas de petróleo fueron halladas tras investigaciones que realizó el buque Alexander Karpinsky, de Rosgeo, una empresa rusa que se dedica a encontrar y explotar reservas minerales.
La noticia sobre el hallazgo generó bastante revuelo debido a que se teme que Rusia quiera realizar explotaciones petroliferas en un territorio en el que no se puede llevar a cabo ese tipo de operaciones, lo que traería consecuencias bélicas, ambientales y políticas.
En ese sentido, el territorio antártico sólo puede usarse con fines «pacíficos» según establece el preambulo del Tratado Antártico que fue firmado en diciembre de 1959 por los Gobiernos de Argentina, Australia, Bélgica, Chile, la República Francesa, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, la Unión Sovietica, el Reino Unido, y Estados Unidos.
«Reconociendo que es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional; reconociendo la importancia de las contribuciones aportadas al conocimiento científico como resultado de la cooperación internacional en la investigación científica en la Antártida; convencidos de que el establecimiento de una base sólida para la continuación y el desarrollo de dicha cooperación, fundada en la libertad de investigación científica en la Antártida, como fuera aplicada durante el Año Geofísico Internacional, concuerda con los intereses de la ciencia y el progreso de toda la humanidad», afirma el Tratado Antártico.
Asimismo, existe un Protocolo del Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, firmado en Madrid el 4 de octubre de 1991 y que entró en vigencia en 1998, que establece a la Antártida como un territorio de «paz y de ciencia».
En el artículo 7 de este protocolo, se expone que toda explotación mineral queda prohibida y que sólo se permitirán actividades científicas relacionadas a los minerales.