La Rosácea es una dermatosis inflamatoria crónica, progresiva, recidivante, que asienta en el área centrofacial de individuos de mediana edad.
Se caracteriza por episodios transitorios de rubor, eritema permanente, telangiectasias, pápulas y pústulas, con ausencia de comedones.
Es una afección propia de sujetos de entre 30 y 50 años. Es más frecuente en mujeres y en personas con fototipos I y II, pudiendo aparecer en individuos que no reúnan estas características.
Tratamiento
- Ácido azelaico: el ácido azelaico al 15% en gel, aplicado dos veces al día, ha mostrado ser seguro y eficaz, y está aprobado por la FDA.
- Antibióticos tópicos: se utilizan por su efecto antibacteriano y antiinflamatorio, siendo los más usados la eritromicina y la clindamicina. Son bien tolerados y se han obtenido resultados favorables en la reducción de pápulas y pústulas.
- Láser: Diferentes tipos de láseres vasculares han sido beneficiosos en la rosácea con eritema y telangiectasias.
- Cosmiátrico: el tratamiento consta de una cuidadosa higiene de la piel, regular la secreción sebácea, aumentar la hidratación y mejorar el metabolismo celular), una descongestión donde se calmará esa piel sensible y una protección indispensable con pantalla solar.
Medidas a adoptar en el hogar
- Evitar las sustancias comedogénicas y los ingredientes irritantes como el alcohol.
- Evitar las sustancias fotosensibilizantes.
- Incluir ingredientes con función barrera, aumentando así la función aislante del estrato córneo.
- Aplicar activos protectores a diario.
- Incluir ingredientes presentes en el estrato córneo. Ya sean de tipo hidratante o de tipo lipídico (fosfolípidos, colesterol, ácidos grasos), con el fin de reparar sus posibles deficiencias.
- Incluir ingredientes con función barrera. Aumentan la función aislante del estrato córneo.
- No es aconsejable cambiar de marca de producto con frecuencia, ya que descubre nuevos irritantes.
- Es recomendable una sesión de limpieza profesional en la que, además de limpiar la piel, es aconsejable la aplicación de principios activos calmantes que disminuyan el eritema y la irritación logrando hacerla más resistente a los factores externos a los que está expuesta.
- Diseñar formulaciones con pocos ingredientes, ya que, cuanto más sencilla sea la formulación, existe menor riesgo de irritación y de que algunos ingredientes reaccionen entre sí para formar un nuevo alérgeno.
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