Rolando Graña recordó su entrevista a "Pillín" Bracamonte: "La barra de un club no es solo un fenómeno delictivo"
El periodista realizó un programa especial dedicado a la barra brava de Rosario Central en el ciclo "Crónicas Extremas", que se emitía por América TV en el año 2007. "El Pillín decía que podía mover 500 tipos a donde sea".
La noticia del asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte, jefe de la barra brava de Rosario Central, y su ladero Daniel “Rana” Attardo, a pocas cuadras del Gigante de Arroyito, sacudió a Rosario y a todo el país.
Bracamonte fue el líder indiscutido de la barra Canalla durante 30 años y a pesar de los 29 intentos de asesinato que había sufrido, nada parecía poder sacarlo de esa posición, hasta el último sábado cuando fue ultimado por gatilleros que le dispararon a quemarropas.
Rolando Graña, periodista de América TV y A24, entrevistó a Bracamonte en el año 2007 para el programa televisivo “Crónicas Extremas”, que conducía en aquel momento. En esa entrevista realizada en las instalaciones de un club de la zona norte de Rosario, “Pillín” recibió al periodista junto a un importante grupo de personas, con el fin de grabar el reportaje y compartir un asado.
En diálogo con el programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario, Graña recordó que Bracamonte y su gente se manejaban de manera ritual y tenían gran sentido escenográfico. “Había calculo que 300 o 400 personas en ese asado, cuando entramos estaban todos ellos parados en las gradas, entonces yo sigo caminando caminando y me paro delante del alambrado, pregunto ''¿Quién es el Pillín acá?'. Ahí sale él, me saluda y recién cuando me saluda a mí, los otros entran a la cancha".
En este sentido, el periodista relató que durante la primera parte de la entrevista todo el grupo que acompañaba a Bracamonte, lo rodeó de manera desafiante. “Se puso áspera la entrevista, no estaba para hacerse el canchero porque me comía un bife”, sostuvo, y agregó que después llegó el momento de comer el asado y, manteniendo ese comportamiento ritual, lo hicieron sentar al lado de Pillín.
“El asado duró dos horas y en la medida que corría el alcohol, todo se iba relajando, hasta que en un momento empezó a aparecer la cocaína, las armas, hasta ametralladoras tenían, pero no nos dejaron filmarlas”, señaló Graña.
Luego de finalizado el asado, y de que Pillín lo despidiera con un abrazo, el periodista recordó una situación estremecedora. “Cuando me dice 'hasta mañana', yo no se de dónde, pero salieron con armas y atrás mío empezaron a sonar tiros de despedida, entonces yo lo miro a Pillín y le digo ‘qué haces, va a venir la policía!' y el me dice ‘no amigo, a la policía acá le pagamos nosotros'".
Graña señaló que el haber realizado aquella entrevista le brindó un aprendizaje acerca del funcionamiento de las barras bravas. “Ahí aprendí que quien considera que la barra de un club es solamente un fenómeno delictivo, se equivoca. En la cúpula hay negocios y partes delictivas, pero abajo hay una pertenencia que tal vez tenga que ver con la falta de objetivos, lo desahuciada que está la gente en los barrios o la falta de referentes, pero la verdad que es una cosa ritual mucho más poderosa que algo que uno puede caracterizar como una mera organización delictiva. En ausencia de partidos políticos, de religiones, etc., las barras bravas ocupan un lugar identitario para los pibes”, manifestó.
Asimismo, Graña recordó que el líder de la barra brava auriazul “se jactaba de poner mil piernas en cualquier acto”. “Él decía que tenía la capacidad de llevar 500 tipos a donde sea, que podían hacer mucho daño o garantizarte mucha seguridad, también”.
Por otra parte, el periodista hizo referencia a una anécdota, durante aquel especial de “Crónicas Extremas”, que tiene que ver con algo que Bracamonte sostenía acerca de que en la cancha de Central no se robaba desde que Los Pillines estaban al mando de la tribuna. “En el momento en que me subí al paraavalanchas, se me caen los lentes de sol a la bandeja inferior. Yo pensé que ya los había perdido y a los 20 minutos viene un muchacho y me dice ‘señor, se le cayó esto’. Parecía joda, parecía que me lo hubiera hecho a propósito".
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