27°
jueves 28 de marzo del 2024

Robos, armas y amenazas: el prontuario de los usurpadores de la pensión de San Martín al 1600

Un vecino aseguró que los residentes del lugar temen por su integridad. La semana pasada invadieron la pileta de un edificio lindero y fueron grabados.

Portación de arma de guerra, robo simple y calificado, amenazas, resistencia a la autoridad, privación ilegítima de la libertad, asaltos a taxistas y reiteradas detenciones en distintas comisarías de la ciudad. Estos son algunos de los antecedentes de las cinco personas, dos mujeres y tres varones, que continúan detenidas luego de haber sido aprehendidos el viernes pasado en una pensión usurpada en calle San Martín al 1600.

Los vecinos de la zona perdieron la tranquilidad y no saben a quién recurrir ante reiterados hechos de inseguridad. Un residente del lugar que teme por su integridad dialogó con Radio Mitre Rosario y aseguró que es invivible y que todos los días padecen situaciones desagradables. Como el viernes pasado, cuando un grupo de personas invadieron un edificio lindero e hicieron uso de la pileta y otras instalaciones del lugar.

La situación, que lleva más de cuatro años, tiene un juicio de desalojo y decenas de denuncias. Comenzó cuando este grupo de personas arrojó objetos al quincho del edificio lindero. Primero, fueron piedras, después fue una pala que cayó dentro de la pileta que, en ese momento, no estaba con gente y podría haber generado un accidente.

A pesar de los intentos de dialogó, la cosa empeoró. No sólo quienes viven en el edificio padecen esta situación, sino todos los vecinos del barrio. Primero fueron estos actos de vandalismo, pero después comenzaron los robos y arrebatos,  las riñas y peleas durante los fines de semana. Se sumaron las denuncias en distintas entidades oficiales, pero nada se resolvió.

El caso tuvo tanta magnitud que la Asociación de Comerciantes de Calle Pellegrini denunció inconvenientes con sus clientes, quienes sufrían robos y arrebatos. Ante esta situación, desde la entidad, dieron aviso a la policía para ponerla en evidencia que este lugar funcionaba con aguantadero de delincuentes.

A partir de las detenciones de la semana pasada, el titular del inmueble logró cerrarlo, pero los vecinos no ven como suficiente esta medida y piden una custodia permanente policial en el lugar por el clima de alta tensión que se vive.