Le costó hacer pie a River Plate en el encuentro de esta noche ante Arsenal. El local, de hecho, fue superior durante varios pasajes del juego. Sin embargo, en los últimos minutos, el Millonario se apoyó en sus individualidades y rescató un empate 3-3.
Con un partidazo se abrió la décima fecha de la Superliga en el estadio Julio Humberto Grondona. Los dos propusieron y fueron en busca de la victoria en todo momento y el punto, al cabo, pareció no conformar a ninguno de los dos equipos.
A cuatro días del gran duelo frente a Boca en La Bombonera, por un lugar en la final de la Copa Libertadores, River presentó una formación conformada por habituales suplentes y eso se reflejó en buena parte del desarrollo del juego.
El Millonario por momentos lució desorientado, como sin definir qué hacer y en qué momento, y con jugadores superpuestos en función y espacio, principalmente en el primer tiempo.
Marcar, presionar y jugar son las variantes que habitualmente ejecuta el equipo de Marcelo Gallardo, pero en esa mitad inicial no pudo llevar a cabo ninguna de ellas.
Aún así, River generó algunas situaciones de riesgo. Fueron no menos de tres, pero en todas ellas se encontró con buenas intervenciones de Maximiliano Gagliardo.
Pero no fue solo el arquero el que se destacó en el local, porque Fernando Torrent cada vez que progresó lo hizo con criterio y explotó las debilidades defensivas de Nahuel Gallardo, y porque Nicolás Giménez se hizo eje y fue descarga permanente para Jesús Soraire, Ezequiel Piovi y Gastón Álvarez Suárez.
El primer gol del conjunto del Viaducto llegó con una cuota de suerte, más por la generación que por el desenlace, porque el derechazo que sacó Piovi desde la puerta del área, tras capturar un rebote a a salida de un tiro de esquina y ante la pasividad de la defensa visitante, fue fantástico.
