Revisionismo en tiempos de coronavirus: qué les pasó históricamente a los países después de una pandemia
A lo largo de la historia han sido muchas las pandemias que azotaron al mundo y a los distintos países, tanto a los más desarrollados cómo a los que se encuentran por debajo de esa lista. Por nombrar algunas: la fiebre amarilla, que en 1871 se cobró la vida de 13.614 personas en Buenos Aires, y la mitad eran niños; el cólera, que mató a 1.653 personas en la mencionada provincia en el año 1867, incluida la del vicepresidente de la época Marcos Paz; o la gripe española de 1918, “una de las crisis más graves de salud pública de la historia”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que mató en apenas dos años a entre 50 y 100 millones de personas en el mundo.
Actualmente la humanidad se enfrenta a una nueva crisis que amenaza la salud de las personas, el coronavirus. Alejandro Eujanian, historiador, docente e investigador del Iech (Instituto de Estudios Críticos en Humanidades del Conicet), le dijo a Rosario Nuestro que, si bien, “comparar momentos históricos diferentes en el tiempo es difícil porque los contextos son muy distintos”, hay cosas que la actual pandemia tiene en común con otras anteriores. Tal es el caso de las medidas para combatirla: “Una de las curiosidades en pleno siglo XXI, es que la respuesta no es muy diferente a la que se podía dar en la Edad Media, como el encierro y el aislamiento para evitar el contagio. En aquel tiempo la idea era que los ricos se iban a salvar porque se iban al campo para aislarse, pero la epidemia llegaba de algún modo por los sirvientes. La respuesta es la misma que la de antes, no ha cambiado y eso es un poco lo que aterra, que el desarrollo de la ciencia no permita dar una respuesta mas eficaz que la lavandina”, aseguró el historiador.
A su vez, siguiendo la línea de comparación entre la actualidad con la Edad Media, dijo que hay dos cosas en común a la hora de enfrentar una crisis sanitaria. “Por un lado el aislamiento. Por otro, la construcción de la idea del otro como un potencial peligro y amenaza, por lo cual tiene que estar marcado. El extremo es el caso de Jujuy, señalar las casas para que la gente identifique al enemigo, es decir, al contagiado. Eso es lo que hicieron los nazis con los judíos, pero a la vez es una respuesta muy medieval. Todos son mecanismos de la Edad Media, no hay ninguna novedad en eso, y es lo sorprendente”.
Hay una gran controversia sobre lo que va a pasar en el futuro, si el mundo va a cambiar o va a seguir siendo el mismo. “Yo no creo que esto promueva un cambio de sistema, creo que mas bien se va a reforzar la zona más oscura del capitalismo financiero, entre otras cosas porque va a haber mucho menos riqueza, y al haber menos riqueza, van a haber muchos más pobres, y el sector mas rico de la sociedad va a buscar concentrar la mayor parte de esa riqueza disponible. El sector mas pobre como siempre va a estar mas vulnerable”, comentó Eujanian.
En ese contexto, reafirmó que “el mundo no va a cambiar después de esto, a lo mucho va a tener mas legitimidad las políticas que impulsen un aumento del gasto público en salud. Me da la sensación que eso va a pasar y es positivo, pero no implica un cambio en el mundo. Luego me da la sensación de que se van a reforzar las tendencias nacionalistas, de cerrar fronteras, del control social, en un sentido negativo”.
No obstante, aseguró que la actual pandemia del coronavirus “va a ser muy recordada. Va a ser recordado el momento en el que el mundo quedó en estado de stand-by durante tanto tiempo, entonces me imagino que eso va a tener impacto cultural muy fuerte y va a haber mucha literatura, cine, teatro, que nos van a ofrecer miradas sobre esto que nos está pasando. Se va a producir un período que seguro nos lleva los próximos 10 años de reflexión intelectual, plástica, artística, etc., sobre lo que está pasando”.
“No sabemos cuánto van a durar todo esto entonces no sabemos el impacto que esto puede tener, me lo imagino más en términos culturales. La respuesta la vamos a conocer dentro de 10 o 20 años, porque en algún momento va a terminar y suponemos que la rueda va a empezar a funcionar”, agregó.
El investigador destacó que hay dos panoramas o rasgos sociales que salen a la luz en esta situación de pandemia: “Hay como una tensión entre dos diagnósticos de lo que está pasando a nivel social, uno incide en el lado de la solidaridad, y otro se inclina más a destacar la respuesta individual. Hay un poco de las dos cosas. A mi hay algo que me preocupa en este caso, que es histórico y ha sucedido en situaciones similares, que es la aparición del miedo, el encierro, y ver al otro como una amenaza, esto se está viendo”.
“Ciertas prácticas que son policiales, de control del otro que son para evitar que el virus se propague están muy bien, pero esas políticas de control de seguridad apelando a que la sociedad denuncie tienen que ver con una especie de respuesta que históricamente se ha dado muchas veces en este tipo de casos. Refuerzan la idea del miedo y la actitud más medieval y oscurantista, porque en realidad lo que aparece como amenaza no es el virus, sino que las personas, y no solamente las portadoras del virus, sino las que podrían transportar el virus, somos todos sospechosos de estar enfermos. De modo que una de las cuestiones que yo veo con más preocupación tiene que ver con este fenómeno, lo que genera el encierro en términos de miedo y desconfianza respecto del otro y de la presunción de enemigos”, argumentó.
En ese sentido, siguiendo con las consecuencias sociales que trae el aislamiento, “aparece la idea del enemigo externo, todo aquel que está afuera de mi pueblo, de mi provincia, de mi país, es potencialmente peligroso. Esto es algo que se esta potenciando”.
En un contexto histórico, “la pandemia que más se recuerda es la de 1871 en Buenos Aires, pero eso es por lo que representa esa provincia en nuestro país, porque está en la literatura. De golpe se está recordando mucho la gripe española, pero tampoco me parece que hayamos estado muy atentos a las historias de este tipo de enfermedades. Por ejemplo, en un momento se recordaba mucho la de poliomielitis, en la posguerra, que afectó a un segmento de la población casi generacionalmente identificable, hubo muchos afectados”.
En la actualidad, “lo más llamativo es la respuesta social bastante inmediata de aceptar como necesario el encierro, no deja de ser sorprendente. No es sólo obediencia, sino es la aceptación que es la medida correcta, y que lo correcto es mantenerse aislado”, enfatizó el historiador.
“Creo que lo único positivo que puede dejar la epidemia es una mayor conciencia de la importancia que tiene la salud pública, entonces países que tiene tradición con este tipo de salud lo reforzarán y países donde la salud pública es muy débil probablemente se refuercen las políticas de tipo de estado de bienestar. Por ver lo que ha sucedido históricamente en situaciones similares, lo esperable es que se refuercen políticas de control social, que los países y las fronteras se cierren más por el peligro a la amenaza, que se refuercen las formas más oscuras del capitalismo financiero. La crisis que esto provocó en el capitalismo financiero va a tener una respuesta, y esa respuesta va a ser cerrarse más, para evitar esa vulnerabilidad que generó esa crisis”, concluyó Eujanian.
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