Antonio Mamerto Gil Núñez, más conocido como el Gauchito Gil, es un mito que creció con el paso de los años. Miles de personas son devotas a él, su mitología nace en base a el hombre que le robaba a los ricos para darle a los pobres. Se lo considera un hombre milagroso, por ese motivo se reparten muchos santuarios en su honor en distintos puntos del país. Pero, ¿cuál es su historia?
Sus orígenes son de Corrientes, se cree que en Mercedes, lugar en donde hoy descansan sus restos tras su muerte un 8 de enero pero hace 140 años, momento desde el cual se lo venera como a un verdadero santo popular.
Existen diferentes versiones sobre la vida del ‘hombre milagroso’, pero la más conocida empieza a construirse cuando rechazó formar parte de los enfrentamientos entre liberales (colorados) y autonomistas (celestes) en Corrientes luego de que lo obligaran a alistarse en el ejército de los colorados. Fue considerado como «desertor» por parte de sus detractores, mientras que otros lo tomaron como héroe.
Luego de haber huido, escapó a un monte seguido por cientos de seguidores hasta que las autoridades lo capturaron y derivado a Goya. Explicó su acción basándola en la aparición de un dios guaraní que se le presentó y le dijo que no debía pelear ‘entre hermanos de la misma sangre’ y que esa lucha ‘no tenía sentido’.
Como la deserción es considerada delito, las autoridades condenaron a Antonio Gil a muerte. Colgado de su pie en un árbol de espinillo, antes de ser asesinado, le dijo a su verdugo, el sargento Velázquez, que debía rezar por en nombre de él para que salvara la vida de su hijo que estaba enfermo e iba a morir: «Como vas a derramar sangre inocente, invócame para que interceda ante Dios Nuestro Señor por la vida de tu hijo, porque la sangre del inocente suele servir para hacer milagros». El sargento no le hizo caso y lo terminó degollando.
Cuando Velázquez retornó a Mercedes se dio cuenta que todo lo que había dicho Gil era cierto. Su hijo había enfermado, tenía una fiebre muy alta y corría grandes riesgos de morir. Desesperado, acudió al rezo en nombre de Gil y el niño se recuperó de manera inexplicable.
Por ese motivo, el sargento retornó al lugar de la muerte de Gil y le dio un entierro acorde. Limpió el cadáver y construyó una cruz con ramas de ñandubay y la clavó en la tierra. Las personas que se enteraron del milagro construyeron un santuario, que creció hasta hoy.
No es el único milagro que le atribuyen al Guachito Gil. Que creció su leyenda con el paso de los años y trascendió Corrientes para llegar a cada rincón del país. En cada lugar, se lo identificó con el color rojo y el santuario ubicado cerca de la zona de su muerte recibe miles y miles de visitantes cada año.