Nadie sabe su verdadero nombre. Para todos es el Lito. Los compañeros de la primaria son los únicos que todavía lo llaman Rafael. Y nadie más. El Lito es un muchacho de barrio, al que le fue muy bien con el laminado de chapas y en poco tiempo, cambio de status.
Cuando volvió del primer viaje a Europa trajo el fanatismo por la paella. Iba seguido a La Marina y un día descubrió que, en un restaurante de la calle Paraguay, también la hacían, y le quedaba más cerca de su casa. Se alegró mucho cuando vio en el pizarrón verde que estaba en la puerta: «Martes y Jueves, Paella a la Valenciana».
– Leandro, avísale a los muchachos que el jueves morfamos paella!
Eran siete amigos que pocas veces lo contradecían. A ellos les daba igual y el Lito, casi siempre, elegía la comida y el lugar. Fueron llegando y se sentaron en una mesa de la vidriera. Pidieron el vino, dos sodas, y Leandro se adelantó con la pregunta: .-¿Todos paella?
El mozo, un veterano de saco blanco y moño, les dijo: .-Con tres comen todos.
.- ¡Listoooo! dijo el gallego Caravantes, pedí tres.
Las trajo de a una, en paelleras negras, humeantes. Ya se habían tomado casi todo el vino, y le pidieron al mozo que las dejara porque se iban a servir ellos.
El Lito le había mirado una plaquita que el hombre tenía en la solapa y, sonriente le dijo: .- Rosales, traeme queso rallado.
.- Queso rallado no va con la paella, respondió el hombre, seguro.
.- ¿Como que no va?
.- No va. En la carta dice que con la paella no se sirve queso rallado.
.- Vos traeme el queso. Yo lo pago aparte. ¡A ustedes que les importa viejo!
.- Señor, aquí no permitimos que se le ponga queso a la paella. Dio media vuelta y se fue.
A todo esto, todos habían empezado a comer y elogiaban el gusto, el punto del arroz, los mariscos y la sal justa.
El Lito no tuvo más remedio que comer y se sumó a lo que decían los amigos.
.- ¡Está muy buena! Y no dijo más nada.
Volvió muchas veces, los domingos va con la familia, pero si es martes o jueves, lleva guardados en el bolsillo cuatro sobres de queso Reggianito, rallado.