Qué tienen en común Di María, Tierra de Sueños y una concejala en la polémica por la altura de los edificios
Por Ignacio Pellizzón
Desde hace mucho tiempo que en Rosario se discute el permiso de edificación. Desde que se modificó el Código Urbano, allá por el 2012 o 2013, las empresas se vieron con nuevas limitaciones en la altura de sus construcciones de acuerdo a la zona en donde quieran desarrollar el emprendimiento. Claramente, los espacios estratégicos más cotizados en Rosario son los que cuentan con restricciones más tenaces, de modo de que no se deforme el hábitat ni la demografía de los barrios.
Con el envión de la construcción de las Torres de Lattuca en pleno microcentro, el tema volvió a instalarse en la agenda del Concejo. Tanto los ediles Juan Monteverde de Ciudad Futura y Fernanda Gilgiani de Iniciativa Popular, fueron los que pusieron un freno al avance del plan inmobiliario y criticaron, entre varios puntos, la altura máxima permitida. Si bien pareciera un hecho novedoso, la legisladora Gigliani tiene antecedentes de este tipo en el pasado y hubo un caso muy polémico que, hasta el día de hoy, sigue en stand by.
¿El futuro repite el pasado?
Rosario Nuestro recuerda el controvertido caso de la construcción de “Torre Shopping”, un emprendimiento de la desarrolladora Aldic -siglas de Alberto Di Carlo-, la misma que llevó adelante los barrios residenciales abiertos Tierra de Sueños 1, 2 y 3.
En aquel momento (año 2013), Gigliani presentó un pedido de informes en el Concejo advirtiendo que la Torre Shopping (el condo hotel que Aldic levantaba sobre Bv. Rondeau frente al Portal Rosario) superaba la altura permitida en esa zona de la ciudad con 75 metros, mientras que lo que correspondía eran 33, unos 11 pisos contra los 25 que la empresa levantó.
Lo que sucedió fue que la empresa anunció su construcción en 2010 -cuando regía otro Código Urbano- y comenzó efectivamente a levantar el edificio en 2013 cuando ya regían otros límites de altura -porque se modificó en 2012-. Es decir que Torre Shopping inició la obras bajo un Código Urbano que estaba caduco.
Inclusive, la empresa Aldic anunciaba el arribo del hotel de lujo Costa Galana, el cual iba a generar numerosos puestos de trabajo, inversión millonaria para la ciudad y una inauguración que estaba prevista para mayo de 2015. Finalmente, nada de esto sucedió.
El escándalo fue mayúsculo y el desarrollo terminó con una denuncia penal de la concejala Gigliani, quien además acusó a integrantes de la Dirección de Obras Particulares por haber habilitado la construcción, y, hoy en día, se encuentra totalmente paralizado -al igual que la denuncia penal- por no contar con final de obras, algo que ningún arquitecto se anima a firmar.
El «Ángel» de la construcción
Sí, es Ángel Di María, el ex futbolista de Central, y su familia, los que figuran en la empresa Perdriel S.A. la cual obtuvo el aval de la Comisión de Planeamiento del Concejo para construir en Av. Rondeau al 1.700 con un permiso de edificación que fue otorgado en el año 2012, es decir, que está caduco hoy en día. Esta aprobación se dio por contar en la Comisión con los votos del oficialismo y el PRO.
En el Concejo comentaron a este medio que el nombre de la firma (Perdriel) se debe al nombre de la calle donde nació el jugador (“Fideo”) y que, inclusive, la tiene tatuada en la piel con una leyenda que le recuerda nunca olvidarla.
Desde Cambiemos, Agapito Blanco, autor del proyecto que habilita a instalar salones de usos múltiples en las terrazas de los edificios sin alterar la altura de los mismos, explicó por qué dio su voto afirmativo: “Todo lo que fomente la Construcción ‘bienvenido sea’”.
En contraposición, Gigliani le dijo a Rosario Nuestro: “Se trata de otro expediente que entra al Concejo pidiendo que se reactive un permiso de edificación otorgado con la vieja normativa, que fue declarado caduco por la propia Municipalidad por no iniciar la obra en el tiempo requerido”.
También fue Juan Monteverde quien expresó su oposición. El edil -candidato a intendente- ya se venía pronunciando en contra de las “excepciones” que se otorgan en la Comisión de Planeamiento del Palacio Vasallo a emprendimientos que incumplen con la altura máxima permitida y establecida en el Código Urbano.
Cuando todavía faltan unos dos meses para el 10 de diciembre, cuando se dé el recambio de autoridades en el Palacio de los Leones y en el Concejo, las rispideces continúan. Para, finalmente, poder darle rienda suelta a la construcción de este polémico proyecto, los concejales deben aprobarlo en el recinto.
Arquitectos versus Municipalidad
Siguiendo con la línea de las construcciones en Rosario, el Colegio de Arquitectos junto al de Técnicos, el Foro de Emprendedores de la Construcción y la Asociación de Empresarios de la Vivienda presentaron un proyecto para que se agilice la aprobación de los permisos correspondientes.
Esto se da, debido a que destacan que Rosario es uno de los municipios que más documentos solicita a la hora de habilitar obras, duplicando por ejemplo a la Ciudad de Buenos Aires. Es más, contaron que un edificio chico de planta baja y tres pisos, en la zona de la Facultad de Medicina, en un terreno mediano, se construye en 15 meses, mientras que el permiso demora 6 meses.
Por su parte, el municipio no se quedó de brazos cruzados y salió a responderles: “Venimos realizando mejoras en las condiciones de realización de los trámites referidos a Obras Particulares; desde noviembre del año pasado se incorporó la posibilidad de ingresar la totalidad de los proyectos de forma digital a través de rosario.gob.ar/tramites, sin importar cuál sea la superficie de la obra, el trámite abarca edificaciones que incluyen obras de valor patrimonial”, apuntó el secretario de Gobierno Gustavo Leone.
Además, la Municipalidad salió a informar que entre enero y julio de 2019 la Dirección General de Obras Particulares aprobó 900 trámites correspondientes a permisos de obra, con un promedio de tramitación de 45 días desde que se ingresaron los proyectos hasta que se finalizó cada gestión.