Las personas con la afección consumen una variedad extremadamente limitada de alimentos o una cantidad muy baja de alimentos (o ambos).
Pero en comparación con las personas con otros trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa, esta restricción de alimentos no está impulsada por la insatisfacción corporal o el deseo de perder peso.
Las personas pueden restringir los alimentos que comen debido a la aversión sensorial a ciertos sabores, olores y texturas, falta de apetito, así como experiencias traumáticas al comer, como atragantarse con la comida y miedo al dolor gastrointestinal.
Esta restricción es tan extrema que conduce a la pérdida de peso, deficiencias de vitaminas y minerales, y puede afectar la vida diaria de una persona.
El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo suele empezar a edades más tempranas que los demás trastornos de la conducta alimentaria. A diferencia de la bulimia y la anorexia, que abundan más en las niñas, los niños son más proclives que las niñas a presentar este tipo de trastorno.
Los niños con este trastorno pueden:
- no ingerir suficiente cantidad de vitaminas, minerales y proteínas.
- necesitar alimentarse por sonda y suplementos nutricionales.
- tener un escaso crecimiento.
- tener un retraso de la pubertad.
- acabar teniendo sobrepeso u obesidad.
Tratamientos actuales
Otros factores, como atragantarse mucho con los alimentos o reacciones alérgicas graves, pueden desencadenar el desarrollo de este trastorno alimentario.
Los hallazgos sugieren que los estudios genéticos tienen un enorme potencial para ayudarnos a comprender las causas del trastorno de alimentación selectivo.
En este momento, se están desarrollando tratamientos utilizando terapia cognitiva conductual y terapia familiar. Sin embargo, estos métodos generalmente se enfocan en los síntomas, en lugar de las causas subyacentes del trastorno alimentario.
El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo puede ser difícil de superar, pero aprender a comer de manera saludable y abordar los miedos pueden ayudar a los niños y adolescentes a encontrase mejor y a comer mejor. Cuando la familia al completo trabaja unida para modificar las conductas relacionadas con la comida, lo más probable es que el niño consiga superar este trastorno.
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