Este domingo 25 de abril llegará a la pantalla de TNT y TNT Series, la entrega número 93 de los Oscars. La cita comenzará a las 19 a través del «punto de encuentro TNT» (una especie de pre show) que continuará con la clásica ceremonia a partir de las 21. El evento se llevará a cabo en dos sedes: en el clásico Dolby Theatre y en Los Angeles Union Station (la estación de tren). Allí sólo podrán asistir los nominados, sus acompañantes y los distintos presentadores de los premios. Y harán entrevistas previas a la entrega. ¿La tradicional fiesta posterior a la gala? Cancelada.
TNT es el único medio latinoamericano acreditado para entrevistar a las estrellas antes de ingresar. Rafael Sarmiento será el comentarista estelar. Mientras que el encargado de hablar con las figuras será Axel Kuschevatzky, que se ubicará a dos metros y medio de distancia. Habrá una especie de alfombra roja exclusiva para que las actrices y los actores comentarán quién les diseñó el vestido o el traje, qué premio vienen a presentar y qué categoría los convoca.
La nueva entrega de premios de este domingo pasará a la historia por muchos aspectos. En primer lugar, porque se pospusieron. Los premios Oscar se entregan desde hace ya varios años en el mes de febrero y ahora se otorgará sesenta días más tarde. Pero esta no es la primera vez que ocurre: es algo que pasó en tres oportunidades anteriormente. La primera fue durante las inundaciones de 1938 en Los Angeles. La segunda, cuando sucedió el asesinato de Martin Luther King Jr. Y la tercera, tras el intento de asesinato de Ronald Reagan.
Además, esta entrega es novedosa por la escasa proyección de los principales films en salas de cine. Lejos quedaron aquellos reclamos del director Steven Spielberg por la poca cantidad de semanas en pantalla grande de algunas de las películas nominadas. De hecho, en Argentina, muy pocas llegaron a las salas. Muchos de los films que compiten en las categorías más importantes se estrenaron directamente en plataformas de streaming. Tal es el caso de «Mank», la más nominada, que representa una de las 36 candidaturas que tiene Netflix encabezando la lista de candidatos.
Según una encuesta realizada el mes pasado a 1.500 consumidores activos de entretenimiento de la firma de investigación Guts + Data, no mucha gente está familiarizada con los nominados al Oscar de este año. Alrededor del 35% no había oído hablar de ninguna de las ocho candidatas a mejor película. ”Judas and the Black Messiah” de Warner Bros. ocupó el primer lugar con 42% de conocimiento, pero solo un 12% la había visto. Y por ejemplo, “Mank” , era desconocida para el 82% de los encuestados.
Caída de la audiencia
La transmisión del Oscar del año pasado, en la que triunfó “Parasite” de Bong Joon Ho, tuvo su menor audiencia de la historia en Estados Unidos: 23,6 millones de espectadores, según la empresa de medición Nielsen. Pero, a pesar de ser tildada como una ceremonia extremadamente larga y por momentos tediosa, la entrega de los Oscars sigue siendo el evento más importante de la industria del cine. Y por eso la frase “The Oscar goes to…” todavía genera suspenso y emoción entre quienes se quedan desvelados esperando que sus estrellas favoritas se lleven su estatuilla.
Hollywood es glamour y esplendor. Mujeres bellas y caballeros espléndidos andando por la ciudad de las estrellas, como rezaba la película “La La Land”. Sin embargo, Los Ángeles también es una ciudad que está en deuda con las minorías. Lejos de estar en un plano de igualdad, las mujeres, los afroamericanos los asiáticos y los latinos no terminan de hacerse un lugar central en la premiación.
Ceremonia sin zoom y sin Donald Trump en el poder
El año pasado todo cambió y eso lo sabemos. Hemos visto grandes premiaciones vía zoom, como los Emmys, Golden Globes, Grammys, Critic´s, entre otros. Y ¡vaya si les faltó glamour y dinamismo! Pero por suerte, los productores de la ceremonia de los Oscars, entre ellos el director Steven Soderbergh, tomaron una decisión: «No zoom». Esta vez los nominados (sin barbijo, sometidos a pruebas de Covid y puestos en cuarentena), se reunirán en la estación de trenes del centro de la ciudad, mientras la gala llega por satélite a todo el mundo.
Este año, ya sin Donald Trump en el poder habrá menos política en la ceremonia. Durante años las estrellas de Hollywood (en su mayoría seguidores de los demócratas) se manifestaron contra las políticas del ex presidente republicano y sus opiniones sobre ciertas actrices como Meryl Streep, a quien tildó de “ser una actriz sobrevalorada”. Sin embargo, el poder del hombre blanco sigue manejando gran parte de la industria y por eso el Oscar continúa siendo tildado de “so white”.
Lucha de derechos de las minorías
A pesar de que predominan los varones blancos en la mayoría de las categorías, este año hay algunos cambios dignos de resaltar. Luego de los movimientos #MeToo y #TimeIsUp, la Academia incorporó a muchas mujeres en rubros que antes eran exclusivamente masculinos. En la categoría mejor dirección hay dos mujeres: Emerald Fennell (“Promising Young Woman”), quien también interpretó a Camila Parker Bowles en la serie The Crown) y Chloé Zhao (“Nomadland”) que es ciudadana estadounidense, pero nació y se crió en China. Hasta ahora sólo cinco mujeres han competido por ese galardón. Zhao, la clara favorita, se prepara para ser apenas la segunda mujer en recibir el premio.
En la última década ha sabido sólo un director estadounidense en ganar el premio a mejor director que es Damian Challeze por «La La Land», asegura Rafael Sarmiento, comentarista de los premios Oscars para TNT. Y agrega: “Ganaron el coreano Bong Joon-Ho, los mexicanos Alfondo Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñarritu, el taiwanés Ang Lee, el inglés Tom Hooper”. Y este año, de los cinco directores nominados, cuatro reciben su primera nominación. La excepción es David Fincher que obtuvo candidaturas otros años (por “El extraño caso de Benjamin Button” y “La red social”), pero nunca ganó.
Otra curiosidad se genera en la categoría mejor actor. Chadwick Boseman sería el tercer actor en ganar un Oscar póstumo. El primero fue Peter Finch, el segundo Heath Ledger y el actor de “La madre del blues” podría llevarse el Oscar a mejor actor este domingo. Las cartas están echadas y el domingo se develará el misterio en unos premios que se resisten a desaparecer y que buscan siempre la manera de reinventarse para sobrevivir.
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