En la mayoría de los casos, es el médico de cabecera o médico clínico el que deriva al paciente a la consulta con el otorrinolaringólogo.
Pero, ¿cuándo y por qué es importante realizar una visita con el especialista?
En principio, todos los niños deben tener una interconsulta con el otorrinolaringólogo para controlar la buena audición y que no existan inconvenientes físicos que le impidan desarrollar correctamente el habla.

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Los beneficios de las grasasPara esta prescripción será de importancia saber si el niño tiene antecedentes familiares de sordera o si la madre sufrió durante el embarazo enfermedades como rubéola o toxoplasmosis.
Dentro del primer mes de vida se debe realizar una prueba de audiometría para ver si el niño escucha bien, que de resultar una audición adecuada debe repetirse recién a los cuatro o cinco años.
No obstante, los síntomas que podrían advertir problemas en un menor que se debe consultar con un otorrinolaringólogo son:
Cuando en los primeros meses no reacciona frente a los sonidos estridentes, la voz de la su madre o su padre.
Cuando a los tres años presenta trastornos en su lenguaje.
De adultos, la mayoría de los casos se asiste al otorrinolaringólogo por derivación de un clínico y las situaciones más comunes que solicitan una interconsulta son:
- Si presenta un dolor constante de oídos.
- Ante la sensación de congestión auditiva, zumbidos y pitidos en los oídos.
- Dificultad para escuchar o mantener una conversación en ambientes ruidosos. Si tiene que pedir a las personas que le repitan las cosas constantemente.
- Si necesita ver la televisión o escuchar música a un volumen más alto que el resto de la familia.
- Si al hablar por teléfono se escucha mejor de un lado del oído que del otro.
- Ante la presencia habitual de ronquidos.
- Al detectar pérdida del olfato.
- Por manifestaciones alérgicas.
- Al advertir dificultad para tragar o respirar.
- Por hinchazón en la garganta, bultos y ganglios anormales.
- Ante parálisis facial.
- Por la presencia de un cuerpo extraño.
Las personas que consumen alcohol en exceso o fumadores son más propensos a sufrir problemas auditivos. Así también aquellos que realizan deportes acuáticos o quienes están expuestos de forma constante a ruidos intensos y/o partículas perjudiciales para la salud.
Estos grupos de personas se recomiendan tengan una visita regular con un otorrinolaringólogo para evaluar su estado actual y controles a seguir.