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jueves 25 de abril del 2024

Palabras obscenas en el encuentro sexual: ¿sí o no?

Según a Real Academia Española, lo obsceno es impúdico, torpe, ofensivo al pudor.

Escuchar expresiones obscenas durante la relación sexual, puede o no ser un estímulo sexual, tanto para la mujer como para el varón. De lo que se trata es de procurar que cada pareja, aprenda a identificar lo que para cada uno resulta un estímulo sexual. Si bien puede hallarse una prevalencia de cierto tipo de estímulos asociados a las fantasías de tipo románticas en las mujeres, es un error generalizar o buscar una fórmula en función de cuestiones de género, pensando que “a las mujeres les gusta esto y a los varones aquello”, en principio porque en la sexualidad humana no existen fórmulas, sin contar con que hablar sólo de dos géneros, refiriéndonos a femenino y masculino, deja por fuera un amplio espectro de diversidades en cuanto a la identidad sexual. Pero aun en términos binarios de lo masculino y lo femenino, lejos de lo que se podría suponer en función de los estereotipos de rol de género, existen mujeres que se sienten sumamente excitadas con el uso de estos vocablos, tanto como varones que se des-erotizan ante esas palabras.

En verdad, existe tanta diversidad de estímulos como subjetividades, es cuestión de conocer y respetar a la persona con la que compartimos una experiencia sexual, tanto en el marco de una pareja estable como ocasional. Dentro de esa variedad, por supuesto, encontraremos personas que puedan sentirse agraviadas, degradadas o  humilladas por las expresiones obscenas y otras…inmensamente excitadas.

¿Cómo saber si es oportuno usarlas?

En el contexto de una relación sexual, se puede admitir que circulen palabras o expresiones obscenas que formen parte del juego sexual, en tanto esto no genere angustia, repulsión o malestar en ninguno de los integrantes, y que su uso haya sido consensuado de alguna manera.

Para ello es necesario prestar atención a las reacciones del otro. Como en todo lo que hacemos y decimos durante el acto sexual (y en toda interacción en general) es importante desarrollar la suficiente inteligencia emocional que nos permita identificar la emoción que provocamos en la otra persona a través de la observación de sus gestos, lenguaje corporal y la escucha atenta de su discurso.

Los gestos, la expresión facial, los movimientos corporales, son pautas que jamás debemos subestimar. Por ejemplo si alguien frunce el ceño o se contraen los músculos de la nariz como si “estuviese oliendo algo desagradable”, o si retrocede alejándose aunque sea pocos centímetros, estamos ante signos de disgusto, de rechazo, de incomodidad…A veces, esos gestos van acompañados de expresiones verbales de aceptación, pero cuando un “sí” va acompañado de un lenguaje corporal disonante, contradictorio, debemos considerar la posibilidad de que esa persona esté manifestando una aceptación pasiva, resignada o tendiente sólo a complacer nuestras expectativas. En ese caso, es aconsejable repreguntar, dando la oportunidad real de decir que no.

La asertividad es la capacidad para expresar adecuada y oportunamente lo que pensamos, sentimos o preferimos. También implica la capacidad de hacer valer nuestros derechos, incluido el derecho a decir que NO.

Pero a muchas personas les cuesta hacerlo, porque no han desarrollado esa habilidad social. Habilitar el diálogo sincero es importante en la relación de pareja e incluso en el encuentro ocasional, facilitando esa forma de comunicación aun a quienes más les cuesta.

En cualquier caso, por supuesto, durante el encuentro sexual es sencillo identificar lo que realmente es un estímulo para alguien, si prestamos atención a sus niveles de excitación. El cuerpo no miente. De todos modos nunca está de más ofrecer un feedback al otro, animarnos a decir explícitamente cuando algo nos gusta como una retroalimentación para reforzar esa acción, palabra, caricia, o gesto.