Desde hace aproximadamente 20 años se han venido realizando varias técnicas de tiroidectomía por mínimo acceso, apoyadas en la videoendoscopia en pro de reemplazar la incisión cervical clásica. Se han diseñado múltiples abordajes, sin embargo, ninguno ha conseguido evitar totalmente las cicatrices.
La tiroidectomía transoral endoscópica por abordaje vestibular (TOETVA) representa, entre las cirugías de mínimo acceso, la única que potencialmente está totalmente libre de cicatrices visibles, ofreciendo seguridad y resultados comparables con otras técnicas.
Varios métodos quirúrgicos han sido descritos para evitar las cicatrices en el cuello, los cuales pueden dividirse en 2 grupos: por un lado, los que se realizan mediante abordajes remotos, empleando la videoendoscopia desde sitios como la axila, la aréola mamaria, el pecho, retroauricular o combinaciones de estos y, por otro lado, la minimally invasive video assisted thyroidectomy (MIVAT), que aborda el cuello por una única incisión de 2 cm en la línea media, por donde se introduce la óptica y los instrumentos de disección; esta técnica actualmente es la cirugía no convencional más utilizada. Existen, además, técnicas realizadas con robot, que también han demostrado seguridad y ser clínicamente efectivas y reproducibles en múltiples centros a nivel mundial, sin embargo, aún dejan cicatrices en los sitios de abordaje. En noviembre de 2015, el Dr. Anuwong, cirujano tailandes, publicó la primera serie de 60 casos realizada en humanos con su novedosa técnica “transoral endoscopic thyroidectomy vestibular approach (TOETVA).
“Somos pioneros en el interior del país, en desarrollar esta técnica quirúrgica para patología tiroidea y paratiroides ingresando por orificios naturales, como la boca”. Así lo manifiesta el Dr, Fernando Poenitz, Jefe del Servicio de Cirugía de Cabeza y Cuello del Sanatorio Británico de Rosario. Además explica que esta técnica tiene indicaciones en pacientes con enfermedad benigna hasta 5 cm o maligna de diámetros menores a los 2 cm. sin cirugía previa en el cuello y evita la cicatriz en el cuello de la operación convencional.
La enfermedad tiroidea es mucho más común en las mujeres que en los hombres, con una relación de tres o cuatro casos contra uno. El aumento en el diagnostico de los nódulos tiroideos, su diagnóstico precoz en especial en las mujeres jóvenes y la creciente demanda de los pacientes de mejores resultados estéticos promovieron el desarrollo de estos enfoques alternativos.
El procedimiento se hace con anestesia general, con los mismos instrumentos de las cirugías mínimamente invasivas por laparoscopía, se hacen tres orificios por encima de la base del surco vestibular, que está ubicado delante de los dientes y debajo del labio. La recuperación es rápida, los pacientes operados pasan a una habitación a los pocos minutos de terminar la cirugía y reciben el alta al día siguiente, como en la tiroidectomía tradicional. Los cuidados incluyen el uso de hielo en el mentón y una dieta blanda. Las intervenciones duran 130 minutos, comparado con los 80 minutos que dura, en promedio, una cirugía transcervical.
Finalmente el Dr. Poenitz afirma “que existe un auge de las cirugías mínimamente invasivas en la población con patología de tiroides y paratiroides porque los pacientes, principalmente las mujeres, quieren que se trate el problema, evitando, en lo posible, el estigma de la cicatriz en el cuello”.
Conforman el equipo de Cirugía de Cabeza y Cuello del Sanatorio Británico los doctores Fernando Poenitz, Patricio Passano, Mariano Maggioni y Damián Graziosi.
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