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sábado 20 de abril del 2024

No Te Va Gustar llenó de rock al Metropolitano

«Llueve tranquilo, llueve parejo», dice la canción de No Te Va Gustar. Así fue tal y como estuvo en la antesala de su visita a la ciudad. «El tiempo otra vez avanza», continúa el tema y refleja lo rápido que pasaron estos tres años en los que el conjunto uruguayo no pisó suelo rosarino. En un ambiente amigable y rockero, el Salón del Metropolitano se llenó de buena onda este sábado 7.

A pesar del mal tiempo, el público, en su mayoría treintañero, empezó a acercarse tranquilamente al Metropolitano. Parejas, grupos de amigos y fanáticos esperaban por el recital, disfrutando de la banda soporte, acompañada de una cerveza y una buena charla. Las luces se apagaron 20 minutos antes de las 22 y como dice el nombre del nuevo disco, sonaron las alarmas.

El vocalista Emiliano Brancciari saludando a la cámara de Rosario Nuestro.

Sobre el escenario, luces rojas giraban. La gente se agrupaba sobre las vallas y el vocalista Emiliano Brancciari irrumpió en el escenario, acompañado de un importante grupo de músicos. «Y el mundo me comió a mí» inauguró el recital y un tema después, «Al vacio» predijo que iba a ser una gran noche. La banda ya había anunciado que iba a hacer un show largo, haciendo un recorrido por viejos y nuevos temas, y no se equivocó.

Fanáticos en los hombros de sus compañeros, agitando banderas, sumaban color a la noche. Entre diferentes tonos de luces, sonaban canciones que trasmitían desde calma hasta adrenalina, invitando a sumarse al pogo a sumarse al pogo. Mientras, en los ojos del público, el brillo delataba lo mucho que disfrutaban del show.

Los temas más famosos como «A las 9», «Arde», «No necesito nada», entre otros no faltaron en la noche. Tampoco lo hizo «Autodestructivo», una de las canciones más conocidas de «Suenan las alarmas». No Te Va Gustar dejó más que satisfechos a sus fanáticos cuando, después de «Cero a la izquierda», «Bises» cerró el recital.

La banda uruguaya no dejó de transmitir sensaciones y se despidió prometiendo regresar. Para ellos, Rosario es una ciudad donde siempre son buen recibidos desde el 2003, año que tocaron por primera vez en la Sala Lavarden. Una vez, brindaron un recital sin fisuras por alrededor de tres horas.