Por Ramiro Superti.
Es la noticia de la semana. Del mes. Del año. Y probablemente de la década en el planeta deportivo. Messi opaca a cualquiera, dentro y fuera de la cancha. Su decisión, tan impensada como justificada, está haciendo crujir al Barcelona y es tema de conversación en todas partes del mundo.
No vale la pena hacer un repaso de todo lo que sucedió en la última semana o en los casi 9 meses que se llevan jugados de este histórico 2020. La salida de Valverde, las críticas de Abidal y la posterior pelea con el francés, los cortocircuitos con Setién y su cuerpo técnico, el papelón en Lisboa que provocó el despido del DT y del director deportivo, la rápida llegada de Koeman, la polémica charla con el nuevo entrenador y la decisión de hacer rodar – con malas formas y desplantes – las cabezas de los más cercanos del rosarino.
Todo eso ya pasó y se parece mucho a una serie de Netflix, de esas que van redoblando las apuestas capítulo a capítulo. El escenario, por ahora, lo tiene al protagonista con una decisión tomada que, por cierto, ya generó una respuesta institucional y la posibilidad de que estas posiciones encontradas se transformen en un batalla judicial. Messi se quiere ir ya, mientras que el Barcelona (contrato en mano) le dice que la cláusula ya no corre y que el vínculo con el club expira en junio del próximo año.
Igualmente, el objetivo no es especular sobre cláusulas que son confidenciales en contratos a los que nadie pudo acceder. El eje más importante en esta historia no es legal ni jurídico, ni siquiera deportivo. Lo más trascendental de la decisión que tomó Messi de abandonar el único club en el que jugó profesionalmente pasa por otro lado. Y ahí es donde se puede aseverar que la institución más beneficiada de este culebrón es Newell´s Old Boys.
El porque de esta afirmación se encuentra al analizar las declaraciones de Messi y contrastarlas con su último accionar. Cada vez que al mejor jugador del mundo le consultaron sobre la posibilidad de vestir la camiseta de Newell´s, al momento de contestar siempre respetó una línea argumental. Nunca se animó a confirmarlo pero tampoco lo desechó, sino que la primera palabra que aparecía en las contestaciones mediáticas de Messi era «familia».
En mayo del año pasado, declaró lo siguiente en Fox Sports: «Me quedó pendiente jugar en Newell´s. Mi sueño de chiquito era jugar en Primera y en ese club, porque era donde yo jugaba, porque soy hincha y porque iba a la cancha a ver los partidos. Pero no sé qué puede llegar a pasar. Es algo que tengo pendiente para mí pero no sé si realmente se va a dar o no. Hay muchas cosas en el medio para tomar esa decisión. Tengo una familia, dependo de mis hijos. Se tienen que dar muchas cosas».
En octubre del 2019, le dio una entrevista a TyC Sports y reafirmó su postura: «No se si se va dar el sueño de jugar en Newell´s. Tengo una familia y está por delante en mis deseos». En la misma nota, agregó: «Pienso mas en el futuro que le puedo dar a mis hijos, siempre trato de convencer a la familia. Le tiro en joda a Thiago que vamos a algún lado y no le gusta nada, cada vez es más difícil».
Por último, en febrero de este año, Messi habló con Mundo Deportivo de España y dijo: «La verdad que se vive muy bien en Barcelona. Muy bien. Amo Barcelona y si bien extraño muchísimo Rosario, esta es mi casa. Estuve mas tiempo acá que en Argentina. Me encanta Barcelona y hago una vida que me gusta mucho. Afortunadamente la profesión me permite pasar mucho tiempo con los nenes. Puedo entrenar e ir rápido a comer con Antonela y después recoger a los chicos para estar con ellos».
El análisis es simple. Con la decisión de Messi de dejar Barcelona (club y ciudad), el argentino desecha ese primer condicionante que aparecía cada vez que le preguntaban sobre la posibilidad de jugar en Newell´s. Messi y su familia están dispuestos a cambiar de vida. Lo que parecía lejano o imposible, está ocurriendo.
La línea argumental de Messi para responder sobre un hipotético futuro en Rosario vistiendo la camiseta de Newels estaba reducida al tema familiar. No habló de la estructura del club o de la situación económica, de los compañeros, del DT de turno, ni siquiera se refirió a la competitividad de la desprolija liga nacional. Cada vez que la preguntaron, Messi siempre puso por delante los intereses de Antonela, Thiago, Mateo y Ciro, como buen padre de familia.
Ahora, post hecatombe deportiva en Lisboa, la familia Messi tomó la decisión de dejar Barcelona, irse de Castelldefels y abandonar esa zona de confort que lo cobijó durante 20 años.
Por eso, cuando las fichas se mueven siempre es recomendable recordar las reglas del juego. Esas reglas son las que se fueron formando a partir de las palabras del propio Messi. Estos son los escasos elementos y datos concretos que aparecen en el tablero, pero alcanzan para tratar de imaginar o anticipar los movimientos de un jugador que ha sido impredecible dentro, y ahora, afuera de la cancha.
El terremoto que se generó en Barcelona con el famoso burofax de Messi tiene un réplica positiva y esperanzadora en el Parque Independencia. La chance de que ese sueño (que los hinchas ya hicieron bandera) se cumpla, creció considerablemente. Tal vez no ahora ya que el Manchester City de Guardiola y Agüero presenta una propuesta superadora en todos los sentidos, pero cada vez es menos descabellado imaginar esta posibilidad. El único impedimento que alejaba a Messi de Newell´s según el propio Messi ya no corre más. Y eso alcanza para que, en un terreno tan incierto e impredecible, la ilusión de todo el pueblo rojinegro éste más viva de que nunca.
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