El vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció este jueves que el Gobierno de Javier Milei avanzará con el “cierre definitivo” del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), ya que remarcó que “no se va a seguir financiando ni rosca ni lugares donde haya favores políticos”.
En ese marco, el reconocido abogado penalista Mauricio D’Alessandro escribió en sus redes sociales: “Mis dos experiencias en el INADI fueron desastrosas. Una denuncia por discriminación a los árbitros del interior del país y una por un abogado que trabajaba en la aeronaútica y era permanentemente maltratado”.
La realidad es que yo tenía grandes expectativas. Como buen alfonsinista, siempre creí que este era un paso hacia adelante. En su momento se había dictado la ley de anti-discriminación, que uno de sus artículos, pero descubría todas las expectativas de los hechos discriminatorios y su posibilidad de judicializarlo. Y creí que la llegada del INADI iba a ser un avance importante”, expresó, al aire del programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario, D’Alessandro.
Con respecto a su experiencia, el abogado recordó: “En su momento yo representaba al SADRA, Sindicato de Árbitros de la República Argentina, que competía con la Asociación Argentina de Árbitros (AAA), que en definitiva tenía el monopolio de los arbitrajes con la AFA. En representación del sindicato, inicié una denuncia diciendo que discriminaba a los árbitros del interior cuando se exigía que sólo podían ser árbitros de los partidos oficiales de la Primera División aquellos que pertenecían a la Asociación Argentina de Árbitros”.
Sin embargo, cuando llegó el momento de conseguir un dictamen, se lamentó “que no servía para nada, no tenía ni la suficiente fuerza para conmover a la opinión pública, era un dictamen de compromiso, y no había forma de ejecutarlo, porque la ley de creación del INADI sólo convierte al INADI en un organismo consultivo que emite dictámenes que no tienen ninguna fuerza legal para su ejecución. Por lo tanto no lo pude usar para nada, esta fue mi primera gran decepción”.
También se refirió a su segunda decepción con el organismo: “Tuvo que ver con un profesor de la secundaria de mi mujer, que era una persona que trabajaba en la aeronáutica, tenía una elección sexual diferente, y era hostigado permanentemente, burlado, hostigado, y además no se le permitía el ascenso de categoría, una persona inteligentísima, muy preparada, y había sido postergado muchas veces”.
En este caso, destacó que ni siquiera consiguió un dictamen: “El INADI empezó a decir en los dictámenes que esto era parte de las Fuerzas Armadas, que había que ocurrir dentro de la unitería de las Fuerzas Armadas, se lavó las manos y la persona terminó yéndose de la oficina, era un personal civil de la aeronáutica”.
Es decir, “las dos veces que tuve participación me fue muy mal, pero no mal por un error mío, sino porque una vez salió el dictamen, pero no se pudo ejecutar, y la otra, se abrieron de piernas y dejaron pasar el dictamen”.
Finalmente, sostuvo que “las intervenciones que han sido caóticas, quienes fueron interventores del Instituto, recordemos la emblemática Victoria Donda, que no se le ocurrió mejor cosa que poner a su propia empleada doméstica como trabajadora del INADI”.