Fueron miles de personas las que marcharon esta tarde en Rosario. Tantas como en las movilizaciones y concentraciones más masivas que vivió la ciudad en los últimos años. El reclamo local por la «Aparición con vida de Santiago Maldonado» se puede comparar, en cantidad de personas, con cada 24 de marzo, lo que fue el Encuentro Nacional de Mujeres, en octubre, o la movilización Rosario Sangra, de hace un año. El cálculo da que unas 40 mil personas unieron el centro rosarino: desde la plaza San Martín hasta el Monumento a la Bandera.
La convocatoria fue tan espontánea como organizada. Las redes sociales colaboraron con eso. A un mes de la desaparición de Santiago Maldonado, se supo primero que se iba a marchar, pero la modalidad nunca quedó muy clara. Las organizaciones sociales y partidos políticos armaron sus eventos en facebook y flyers, y convocaron a concentrar y marchar a las 17, a las 17.30, a las 18.
La multiplicidad de convocatorias se sintió fuerte en una plaza San Martín copada. Por la cantidad de gente y por la incertidumbre de a dónde ir. Un grupo salió a las 18 puntual y tomó el tradicional recorrido de calle San Luis al Monumento. Otro fue al mismo destino pero un poco más tarde y por calle San Lorenzo. Y una última convocatoria, la denominada «autoconvocada», tomó la peatonal Córdoba hasta la Bolsa de Comercio. La marcha unió, como pocas veces sucedió en Rosario, pero como sí pasa cada vez más seguido, la plaza San Martín con el Monumento a la Bandera. Los agentes de tránsito mantuvieron el orden que necesitaba el centro para soportar una hora y media de gente marchando por las calles más importantes y transitadas.
Esa desorganización, sin embargo, no significó que no haya un mismo reclamo evidente que unificara a todos. Ni la desorganización ni la infinita cantidad de banderas partidarias, de organizaciones sociales, centros de estudiantes, espacios artísticos, etcétera. El reclamo era el mismo en todos lados: que Santiago Maldonado aparezca y con vida. Incluso, todas esas banderas fueron acompañadas por la consigna que las igualaba en forma de bandera, cartulina, afiche; pegada en las mochilas, colgadas, enganchadas en la bici.
Ese mismo reclamo, además, estaba teñido por una misma sensación: esto ya lo vivimos. «No se puede dejar pasar. Ya sabemos lo que pasó en Argentina, siempre se termina victimizando a la víctima», remarcó Rubén, un señor de 71 años que esperó a la marcha en la puerta de la Catedral. A su lado, dos señoras también observaban.
Iliana y María no quisieron dar su edad, salvo advertir que tienen más de 60, y que ellas están ahí porque piensan que «es justo». «Se están moviendo cosas en el orden de la represión que no hay que permitir», dijo María. «Hay que estar presentes desde el primer momento para que no pase más. Mostrar repudio y firmeza para que se garantice un estado de derecho y el respeto a la vida y la libertad de las personas», sumó Iliana.
Marcos, de 26 años, se alejó un momento de las banderas del Movimiento Evita para hablar en la misma línea: «Estoy acá porque quiero que aparezca Santiago Maldonado, que es un pibe que le robaron a su familia». Y desde los autoconvocados, Franco, de 22, dijo que estaba en la marcha «no por lo político sino por nuestro derecho a la libertad».
El Monumento a la Bandera terminó desbordado. Una bandera gigante que gritaba «¿Dónde tienen a Santiago?» sirvió para recibir a los primeros manifestantes, pero con el paso de los minutos se perdió entre la multiplicidad de colores políticos y el millar de personas. Los cantos, los bombos, las murgas fueron los distintos tonos que acompañaron una misma letra: «Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos».
«Que Bullrich de un paso al costado»
El masivo acto en Plaza de Mayo estuvo encabezado por los familiares de Maldonado. Sergio, uno de sus hermanos, destacó que «a un mes de la desaparición forzada, el Estado sigue negando su desaparición a manos de Gendarmería y pareciera que negara hasta su existencia. Lo único que hicieron fue cuestionarlo, a sus amigos y a su familia». «Somos maltratados por la señora ministra de Seguridad que ha demostrado no estar capacidata para ese puesto», agregó.
Sergio Maldonado aseguró que su familia está siendo «hostigada con informaciones falsas, y tenemos que soportar declaraciones de funcionarios que aportan dudas y confusión. Nuestra familia colaboró desde el primer día, jamás nos negamos, porque negarse sería no querer tener a Santiago con nosotros. Queremos una investigación seria e imparcial, que se investigue a todo el personal de Gendarmería que actuó en el operativo, y tienen que dar cuenta de su accionar». Y concluyó con un pedido contundente: «A la señora ministra de Seguridad le pido que dé un paso al costado y que deje su lugar a alguien capacitado para poder brindarnos seguridad y no inseguridad. Agradecemos a todos los que nos acompañan».