Por Ignacio Pellizzón
Alquilar un departamento en el centro de Rosario era la panacea para muchas personas que pasaban más tiempo fuera que dentro de su casa. La vorágine laboral y las actividades sociales fuera del hogar, llevaban a que lo que más se valorara fuera la ubicación y no tanto los metros cuadrados. La pandemia del coronavirus vino a cambiar el paradigma. Con el paso del tiempo, las personas se fueron amigando más con la idea de vivir a varios minutos del centro de la ciudad. Desde que se puso en marcha hace ocho años el programa Procrear, la venta de terrenos y la construcción de viviendas en localidades vecinas se dispararon, dado que Rosario no ofrece terrenos ni oportunidades económicamente aceptables para proyectar viviendas familiares.
Esta suerte de éxodo, que generó el Procrear y el auge de los loteos en distintos barrios abiertos, se aceleró en la última década. Si bien el macrismo dispuso una renovada versión del Procrear en pos de fomentar la compra-venta de inmuebles a través del índice UVA, la llegada del coronavirus lo modificó todo, de golpe y sin pensarlo. Cada vez hay más consultas de personas que pretenden irse a vivir a Pueblo Esther, Funes o Roldán, aseguraron a Rosario Nuestro distintos corredores inmobiliarios consultados. Si bien los inmuebles nunca estuvieron tan bajos como ahora –con rebajas en dólares que rondan entre el 10 y 20 por ciento, la falta de financiamiento y la obligación de contar con billetes dólar desestimula la compra de casas en la ciudad.
Costos y beneficios
El reconocido portal Zonaprop suele realizar informes sobre el costo del metro cuadrado en distintas ciudades del país. Según su último informe, los costos de los departamentos en Rosario disminuyeron hasta 1,2 por ciento. Pese a esto, un departamento de un dormitorio o dos ambientes de unos 50 metros cuadrados, en Rosario, ronda en unos 86 mil dólares, mientras que uno de tres ambientes de 70 metros se ubica en torno a los 130 mil dólares.
Zonaprop señala, a través de este informe, que la zona de Alberdi es la más costosa de la ciudad con un costo de 2.536 dólares el metro cuadrado y el barrio José Ignacio Rucci, es el más económico con un valor promedio de 586 dólares el metro cuadrado. Los mismos operadores inmobiliarios consultados por este medio, señalaron que los departamentos están sobrevaluados con relación a las casas. Un departamento de dos dormitorios en la zona central de la ciudad cuesta lo mismo que una casa con patio, cochera y cuatro o más ambientes, en un barrio más alejado del centro.
Pero hay un dato más: con el mismo dinero con el que se compra un departamento de dos dormitorios en el centro rosarino, se puede construir o, inclusive, comprar una casa con el triple de metros cuadrados en Funes o Roldán, según se puede constatar en Argenprop, otro portal referencia en el sector. El nuevo Procrear que lanzó el gobierno nacional apuesta a la compra de lotes con servicios y construcción de viviendas en terrenos que se ubican a varios minutos del centro. Las posibilidades que ofrecen las localidades vecinas, son inmejorables en comparación con lo que se puede encontrar en Rosario en cuanto a metros cuadrados y costos.
A 20 minutos de Rosario
El fuerte confinamiento entre fines de marzo, abril y mayo, hizo un click en un gran sector de la sociedad. Ya no interesa tanto la ubicación o estar cerca del río; importan los metros cuadrados, el espacio. Aquellas personas, de sectores medios y altos, que se encontraron apretadas en sus hogares, hoy son las que más consultas hacen porque pretenden mudarse a viviendas mucho más amplias y cómodas.
El hecho de poder tomar esa decisión no es para cualquiera, sino para un grupo de personas que transitan la pandemia con cierta comodidad y pueden volcarse a buscar nuevos horizontes por fuera de los edificios con departamentos de un dormitorio o monoambientes. Un cambio de paradigma. “La realidad es que actualmente hay consultas al respecto. Se dan dos factores: con Procrear ampliación de vivienda empezaron a consultar para refacciones en las casas. Después hubo consultas de comprar casa en las afueras de Rosario, como Funes, Roldan, Ibarlucea; sobre todo la gente que vive en departamentos. Hay más consultas. No se concretaron operaciones, pero hay movimiento en este sentido”, contó a Rosario Nuestro uno de los referentes del Observatorio Inmobiliario local, Leonardo Beltramone.
Si bien el negocio inmobiliario sigue muy congelado, “tenemos expectativas de cara al futuro, porque de venir durante varios meses sin siquiera una consulta, que ahora pregunten es importante”, aseguró. “Se nota” que hay un cambio de paradigma por la pandemia. “Hay muchas tasaciones de departamentos, porque se especula con que, si lo pueden entregar como parte de pago, para buscar más aire, terrenos con piletas”.
A diferencia de lo que sucede en Capital Federal con el fenómeno de la permuta, en Rosario no sucede. Beltramone cuenta que es mucho más difícil, porque se ponen en juego muchos factores como, por ejemplo, si está en buen estado el departamento, si gusta o no la propiedad, si no está alquilada, etcétera. El Procrear “está bien orientado para poder edificar, construir”, señala el referente del Observatorio. No pretende afirmar que vaya a ser el “gran repunte” en la economía, pero sí reconoce que es una oportunidad para poder alcanzar la vivienda propia acorde a las nuevas demandas sociales: más metros cuadrados.
Las dos campanas
Muchas parejas jóvenes son las que, en su mayoría, intentan armar proyectos y piensan a futuro en una casa en conjunto. Son muchos los casos de personas que vivían solas y que, a la hora de pensar en convivir, tomaron la decisión de apostar por un plan alejados de Rosario, pero invirtiendo en espacio.
Pablo (29) cuenta que cuando empezó a trabajar en el local de ropa se fue a vivir a un monoambiente “muy cómodo” en la zona de Pichincha, porque su trabajo estaba en pleno centro de la ciudad. El hecho de poder ir y volver caminando, fue lo que lo motivó a elegir ese departamento. Lucía (28), cuando se fue de la casa de su familia, optó por buscar un departamento de un dormitorio en barrio Martin. Es la zona que más le gusta –según relata a Rosario Nuestro-, porque “tenés toda la conectividad del mundo y el parque Urquiza a dos pasos”.
Ambos son pareja hace cuatro años y se están construyendo su casa en uno de los barrios de Roldán. Con ayuda de sus padres se compraron primero un terreno y ahora están materializando su proyecto de casa. “Poder hacer un asado e invitar a la familia y que podamos entrar sin problemas es lo que más nos motiva”, señalan. Son unos 25 kilómetros los que separan a Rosario de Roldán. “Hicimos el viaje mil veces y demorás entre 30 y 40 minutos, según el tráfico; pero estamos dispuestos a hacerlo porque apostamos a tener una familia y queremos tener espacio y no preocuparnos tanto por la inseguridad”. Además, “con todo esto de la pandemia nos ayudó a fortalecer nuestra decisión”, se sonríen.
Un poco más crítica es la mirada que tienen Cristian (38) y Lorena (36). Ellos se construyeron su casa en Funes con el plan Procrear que lanzó el gobierno de la ex presidenta Kirchner hace unos ocho años atrás. Se trató del primer plan de este tipo, en el que se accedía por sorteo. Lorena explica que, si bien le encanta su casa y la tranquilidad de donde vive, “hay muchos servicios que no funcionan bien como internet, recolección de residuos”. Rosario proporciona en ese sentido “muchas comodidades” que uno se da cuenta “cuando las pierde”.
Cristian, a su vez, señala que cuando sale de su trabajo –una inmobiliaria-, a veces se tiene que quedar a esperar a Lorena para volverse juntos, porque no tienen dos autos. “Es cansador cuando te querés volver rápido a tu casa y tenés que hacer tiempo o subirte al auto y manejar 20 minutos”. Los dos admiten que tener la pileta y levantarse con los pajaritos es “encantandor”, pero “el día a día es bastante complejo”. Si hoy tuvieran que tomar la decisión “haríamos lo mismo”, pero “sobre todo porque comprar una casa en un barrio de Rosario es carísimo y no podes financiar nada y tampoco hay créditos para eso”.
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