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jueves 25 de abril del 2024

María Angélica Gastaldi: ni flores, ni bombones, ni clichés

«Las mujeres están planteando un cambio cultural, te guste o no te guste», define María Angélica Gastaldi, desde el luminoso living comedor de su casa. La mujer tiene 71 años y es una de los seis ministros de la Corte Suprema de Justicia de la provincia. Cabe tener en cuenta: la única en la historia del Tribunal. Gastaldi, sin embargo, no se reivindica en ese puesto. Para ella, su condición de ser mujer, y ser la única en la Corte, lejos está de ser un valor. No es más que un detalle. Eso no significa que no reivindique a las mujeres y las luchas del feminismo. Todo lo contrario: Gastaldi se define como feminista y asegura que lo es por la actitud libertaria, contestaria y antijerárquica del movimiento. En la previa al 8 de marzo, la magistrada dialogó con Rosario Nuestro y habló de su forma de ver el mundo. También apostó y se posicionó frente a la luz verde de Mauricio Macri para tratar el tema del aborto en el Congreso: «Yo creo que Argentina está preparada para dar este debate».

María Angélica Gastaldi sirve dos tazas de café y se sienta dándole la espalda a una de las tantas bibliotecas de su casa. Más de una vez, a lo largo de la charla, se dará vuelta para consultar algunos de sus libros. Todos están marcados, subrayados, escritos con lápiz. La primera pregunta cae, para esta periodista, de maduro. Es un poco obvia, pero sencilla para dar el puntapié inicial al diálogo. «¿Cómo es ser mujer y Ministra de la Corte?», escucha Gastaldi. Sin titubear, sin perder la elegancia ni la sonrisa, y destruyendo la estructura planificada para la charla, la mujer responde: «Yo no sé cómo es ser un varón».

La ministra de la Corte asegura, a lo largo de toda la entrevista, que nunca sintió que ser mujer le haya afectado o sea un impedimento para su carrera, para su maternidad, para llevar adelante sus deseos. «Siempre me sentí una reina y ese fue mi problema», asegura Gastaldi. No niega, sin embargo, que las dificultades estén. La mujer cita, primero, al libro «El segundo sexo», de Simone de Beauvoir, y lo destaca como el estudio más monumental e impactante sobre las formas de relación en la vida cotidiana de las mujeres. Después reconoce lo concreto: saber que lo que para ella fue fácil, para otras personas es muy difícil. «Las mujeres han traído al debate temas muy importantes, la organización familiar, la organización del trabajo. Hay un desajuste y por eso hay que contemplar los intereses de las mujeres. Ya no se trata de que nos concedan algo. Han puesto en discusión cuestiones que sólo la hipocresía podía sostener».

Gastaldi suma un punto más a la teoría y lo concreto. Ella entiende que también son fundamentales las historias personales. «Yo no creo que uno se adapte totalmente al entorno, a que alguien te diga lo que tenés que hacer. Lo mismo que las ideas y creencias de la sociedad. Es más fácil que penetren, sí, porque la mente acepta ciertos valores, pero también en eso están las historias personales. Y las historias personales de las mujeres pueden ser diferentes a las de los varones». Y enumera: los lugares de procedencia, cómo te fue en la vida. Todo tiene que ver. «Yo pienso que las mujeres en general no se han negado nunca a los afectos ni sensibilidades, se han dado ellas mismas la oportunidad de entender la cultura, ser parte y también cuestionarla. El feminismo es uno de los canales por donde pueden problematizarse algunos aspectos de la cultura»

Franco Trovato Fuoco

Aborto, el debate que “tiene que darse”

Gastaldi habla con una cautela que no puede sostener en todo momento. Las respuestas a preguntas concretas terminan en citas de libros, anécdotas personales, reflexiones respecto a otros temas. La ministra no sólo da una entrevista, sino que charla, y esa conversación llega a todos los rincones, incluso los planificados. Cuando menciona el aborto, en medio de un recorrido por las luchas más importantes de las mujeres, Gastaldi hace una pausa y sonríe. Sabe que más de uno está esperando escuchar su opinión.

«Me parece que es un debate que tiene que darse», dice con seguridad. Para ella, el foco es claro: el tema es la penalización. «Hay un debate moral pero también un debate relativo al derecho penal. Nadie está diciendo que se promocione el aborto, pero el aborto sucede, las muertes suceden en la realidad, y eso es en lo que yo coincido: dentro del sistema de la penalización quedan atrapados los sectores más vulnerables, absolutamente vulnerables. Una lee casos, ve casos, y te das cuenta que no disminuye el aborto por amenaza de la pena. No tiene efecto disuasivo y las muertes subsisten. Entonces hay que dar un debate a todo nivel».

La mujer se levanta de la silla y busca uno de sus libros de cabecera: «Las dos caras del liberalismo», de John Gray. No lo encuentra, se queja por el desorden, y luego explica: el libro hace mención al debate sobre el aborto en Estados Unidos, cuando «el poder político de la Corte cedió para resolver un tema opinable que debía zanjarse por las reglas de la democracia». «Él dijo algo que me llamó la atención, y es que hay diversos enfoques, formas de ver las cosas y hay que hacer ciertas concesiones. Él, entonces, pensó en poner un tope a la posibilidad de interrumpir el embarazo por decisión de alguien que no quiere la maternidad. Y es que también hay que entender que ser madre es un desafío moral. La maternidad no es una cuestión biológica. Gray siempre se planteó eso: es preferible una regulación razonable de la cuestión, donde puedan coincidir o no, pero que no genere tanto enfrentamiento».

Gastaldi remarca otras dos cosas. Primero va por lo negativo. «Es un tema en el que hay mucha hipocresía, sobre todo en muchos que se dicen feministas y dicen que defienden a las mujeres». Después, por la positiva. La ministra de la Corte asegura que el país está preparado para dar el debate. «Yo creo en el razonamiento de las personas sencillas, siempre que no se parcialice la información. Por eso confío también en los legisladores nacionales».

Franco Trovato Fuoco

«El sistema tiende a que las mujeres se conviertan en una moda»

Gastaldi reivindica el 8 de marzo como el «Día de las Mujeres», marcando las eses al final. Para ella, el día está «bien» y tiene un desafío por delante: no ser un cliché comercial. «De alguna manera el sistema tiende a eso, a que las mujeres se conviertan en una moda. Y creo que mucho de eso hay, hay cosas que no son casualidad. Por eso reivindico el ansia de transformación de las mujeres y sus orígenes, sobre todo esos orígenes de haber participado en luchas contestatarias. Eso no tiene que convertirse en cliché, y yo veo que hay luchas contra estereotipos que lo refuerzan».

Contra esos clichés, Gastaldi se posiciona al lado de los varones y reivindica la lucha «junto a los compañeros». «Ellos no son nuestros enemigos. Las primeras feministas lucharon contra el sistema de opresión junto a sus compañeros. Por eso yo reivindico la lucha feminista como una lucha emancipatoria y cultural, que ha problematizado en la vida privada. Siempre creí en ideas emancipatorias en general porque son los cuestionamientos hacia nuestra cultura y, en este momento, esos cuestionamientos están dándolo, con actitudes que una puede o no coincidir, las mujeres».

María Angélica Gastaldi se define como una mujer curiosa. Sus libros son el sostén para las preguntas que se hace y todavía no tiene respuestas. Lo que dice lo hojea, lo tiene subrayado, lo mira. Gastaldi también es una mujer coqueta y elegante, vestida a tono, apenas maquillada, con los accesorios justos y necesarios: algunas pulseras, aros dorados, unas cadenas. Pero sobre todo es una vecina más, que saca la basura, habla de sus nietos («a los jóvenes los veo muy bien», «mi nieto es muy amplio», «mi nieta es extraordinaria, discute muy a fondo») y de lo que a muchas le importa tanto como la marcha del jueves 8 de marzo. Entre risas, entre lo intelectual y lo terrenal, y en medio de una charla donde el café se enfrió, la ministra admite que así como está segura de que las mujeres son indispensables para el progreso humano y son las que menos están ganadas por el sistema, también muchas, ella incluida, desean lo que está ahí, tan lejos y cerca a la vez. «¿A quién no le gustaría ser como una de esas modelos de las revistas y la televisión, ser tan lindas como ellas?».