La hermana de Marcelo David Molina habla sobre su desaparición: "Desde el primer momento vimos detalles que no encajaban"
La principal sospechosa por la desaparición de Molina es su pareja. Erika, una de las hermanas, detalló qué elementos los hicieron sospechar de la mujer y su entorno.
Marcelo David Molina fue visto por última vez en Roldán el viernes 3 de enero a las 14.30 cuando llevó a una de sus hermanas, Silvia, al trabajo. En ese marco, este miércoles se realizarán pruebas con luminol en su domicilio ubicada en Las Heras al 800 para recabar más infornación.
Por su extraña y abrupta desaparición, los familiares impulsaron una denuncia sobre su paradero. Medida que culminó, hasta el momento, con tres demorados, entre ellos una mujer que fue señalada como la pareja de Molina.
Asimismo, se realizaron múltiples operativos en Funes y sus alrededores -lugar del que es oriunda la principal sospechosa- donde se logró requisar la camioneta del desaparecido, una moto, pertenencias y la documentación de Marcelo.
En diálogo con el equipo de Camino a Casa (Radio Mitre Rosario), una de las hermanas de Marcelo, Erika, relató cómo fue que desde el entorno familiar, se dieron cuenta que la desaparición de su hermano era más que una simple mudanza a Funes para irse a vivir con su pareja.
Cualquier dato de relevancia sobre su paradero puede comunicarse al 3413553457 o al 3413754325.
La 48 horas después de su desaparición
En un principio, Erika detalló cuándo fue la última vez que se vio a Marcelo fisicamente: “Él está desaparecido desde el viernes 3 de enero a la tarde. Ese día había llevado a mi hermana al trabajo acá por la zona pasando la ruta A012 a tres o cuatro cuadras, porque mi cuñado estaba de viaje”.
“A las 5.30 la tenía que ir a buscar, por lo que mi hermana le avisó a las 5.15 que se acuerde de ella, pero no le contestó así que se volvió, pensando que había pasado algo o se había quedado dormido”, agregó.
Justamente después de que Silvia fuera plantada sin aviso alguno, alrededor de las 6 o 7 de la tarde, "Marcelo le mandó un mensaje diciendo que se fue a vivir con su mujer”, sostuvo Erika, al resaltar lo abrupto de la situación. Postura que no hizo más que reforzarce al ver el estado en el que se encontraba el domicilio del hombre.
“Al pasar por la calle, a mi hermana le pareció raro que en la casa de Marcelo estuvieran las luces y el aire acondicionado prendido, así que va hasta allí y nota que la puerta está abierta. Cuando entró vio que todas sus cosas no estaban, pero no le pareció raro porque el había dicho que se mudaba. Es más, él después le dijo por mensaje que se había olvidado y dejó todo abierto", sumó.
Sobre la pareja de Molina, ahondó: “Él estaba con la pareja desde hacia tres o cuatro años, y mi hermana recibió una llamada de ella, en la que le dijo que mi hermano se había ido a comprar para comer y que por es no respondía. También le avisó que su cuñado iba a pasar a sacar el aire acondicionado pero mi hermana insistió con que Marcelo la llame devuelta".
Tras ese evento, Erika resaltó que ya no volvieron a escucharle la voz a su hermano puesto que, “él no contestaba llamadas, sólo mensajes”. "En uno de ellos me avisa que se tiene que ir a cuidar a la pareja porque tiene cáncer. Algo que me pareció extraño, porque después no me contestó ninguna llamada”, aseveró
En ese contexto, consignó: “Todo nos pareció muy raro, porque a pesar de que dijo que se iba nunca lo vimos a él llevarse sus cosas. Además de que no dejó a nadie a cargo de su anterior hogar para que cuide a las gallinas”.
VIAJE A FUNES Y LA SUPUESTA INTERNACIÓN DE LA PAREJA
Ante el extraño comportamiento que presentaba su hermano, Erika y el resto de la familia decidió que era hora de buscar a Marcelo y decidieron ir a Funes. Lugar en el que residía la pareja del hombre y al que supuestamente se había mudado.
“Charlando entre familia comentamos varias cosas que para nosotros no encajaba así que fuimos hasta Funes y pasamos por la casa de esta mujer que es donde hicieron un allanamiento”, apreció.
No obstante, Erika y familiares sólo se limitaron a pasar por el lugar. "No estaba ni la chata ni la moto y además no tenemos relación con esta mujer, ni siquiera un trato, sólo nos conocemos de vista. No tenemos ni una foto, contacto o apellido”, afirmó.
Al no disponer de ningún dato sobre la mujer, contactaron “con un primo de Funes para ver si la conocía y brindó el apellido de la pareja”.
“Ahí las cosas comenzaron ponerse más extrañas", remarcó Erika. “En los mensajes que Marcelo le mandaba a mi hermana decía que la pareja estaba internada en el Hospital Español y que no podía hablar porque estaba en terapia intermedia. Porque podría haber salido un ratito y haber llamado o mandado un audio”, comentó sobre la insólita problemática con la que, en teoría, lidiaba Molina.
Pero tras una rápida llamada a dicho centro de salud, la familia reafirmó todas sus sospechas, la mujer nunca estuvo internada.
“Llamé por teléfono para verificar si esa mujer estaba alojada en el nosocomio. Al principio me negaron la información pero cuando dije que era la cuñada me confirmaron que nunca hubo alguien con ese nombre ingresada”, comprobó.
Más adelante, el testimonio de una vecina enturbió la situación del hombre: “En la desesperación, se nos ocurrió preguntarle a una vecina si había visto algo y nos dijo que vio la chata de Marcelo, y que tanto la pareja como una joven comenzaron a cargar sus cosas ahí y se fueron. Algo que nos preocupó porque pensabamos que él se había llevado las cosas”.
Por los recientes descubrimientos, decidieron “a las 48 horas de que hubiera desaparecido, el domingo a la noche" hacer la denuncia. "Se hizo una búsqueda de paradero y le dije a mi hermana que algo el lunes iba a pasar", vaticinó.
Dicho y hecho, al otro día Silvia llamó a Erika y le contó: "Le apagaron el celular y desde ahí no supimos más nada”.
Por último, brindó una breve descripción de cómo era la relación entre su hermano y la pareja: " Supuestamente cuando mi hermano conoció a esta señora, ella era una mujer casada. Pero cuando falleció el marido se ve que mi hermano se interesó mas y se juntaron. No sabría bien que tipo de relación tenían".
“Probablemente le sacaba alguna ventaja porque nunca le importó convivir con el resto de la familia. No sabíamos ni el apellido”, concluyó.
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