Tras semanas de denuncias de fraudes por parte del mandatario Donald Trump, el candidato opositor Joe Biden consiguió la mayoría en el Colegio Electoral, el órgano que elige formalmente al presidente en Estados Unidos, y superó el principal requisito institucional para asumir en la Casa Blanca el 20 de enero próximo.
Un mes luego de cada elección presidencial, el Colegio Electoral elige formalmente al próximo mandatario, según el sistema indirecto de Estados Unidos, una cita que suele pasar inadvertida ya que, en general, el ganador festeja y el perdedor concede la misma noche de los comicios y ya no hay ninguna tensión o expectativa.
Pero este año, tras el inédito cuestionamiento del proceso electoral de un presidente en funciones y candidato a la reelección, la votación adquirió una relevancia especial.
Estado tras estado, sus electores -elegidos en las urnas el 3 de noviembre pasado y por voto anticipado y por correo durante las semanas y meses previos- fueron anunciando sus votos por Biden o por Trump, hasta que el primero superó la mayoría de 270 para ganar la Presidencial.
La jornada fue tranquila, pero no estuvo completamente ajena a la tensión política y el temor a un brote de violencia que marcó gran parte del proceso electoral.
En Arizona, uno de los estados donde Trump cuestionó la victoria ajustada de Biden, los electores tuvieron que votar en un lugar secreto para evitar posibles agresiones.
«Desde la semana pasada, vimos una escalada cada vez más importante de un tipo de retórica y de amenazas, y decidimos trasladar la votación a un lugar seguro para todos los involucrados», explicó al canal de noticias CNN, la secretaria de Estado de Arizona, Katie Hobbs.
Poco después, en Michigan, en plena votación de los electores y mientras afuera protestaban simpatizantes de Trump, las fuerzas de seguridad cerraron el edificio del Congreso tras recibir amenazas.
«La decisión no se tomó por las posibles protestas, sino por las amenazas creíbles de violencia», explicó a CNN Amber McCann, la número dos del vocero del Partido Republicano en ese Senado estatal, Mike Shirkey.
Michigan es otro de los seis estados en los que Trump y su campaña intentaron desafiar sin éxito en la Justicia la victoria de Biden.
Una vez que termine la votación en la isla de Hawaii, el resultado final, que terminará de formalizar la victoria presidencial opositora, será de 306 votos para Biden y 232 para Trump.
Aunque la diferencia de votos es importante y la fórmula Joe Biden-Kamala Harris obtuvo más de 7 millones de sufragios más que sus rivales republicanos, en realidad, en términos del sistema indirecto, solo ganaron por unas decenas de miles de votos distribuidos en apenas un puñado de estados.
Dada esta ajustada ventaja, Trump y sus aliados republicanos intentaron persuadir a la Corte Suprema la semana pasada para que revisara 62 votos electorales para Biden en cuatro estados, lo que podría haber puesto en duda el resultado de hoy, pero los magistrados rechazaron este último esfuerzo el viernes pasado.
Esa derrota judicial fue la culminación de una larga lista de fallos en contra que en este último mes obtuvieron los republicanos en todos los estados que fueron claves para la victoria de Biden.
Por eso, con la elección del Colegio Electoral, solo queda un paso -una formalidad, en realidad, antes de la asunción: la sesión conjunta del Congreso del 6 de enero próxima en la que el el vicepresidente Mike Pence, como titular del Senado, repetirá el conteo y anunciará formalmente el resultado.
Aún si algunos asesores de Trump aspiran a bloquear ese paso institucional, la oposición controla la cámara baja y no permitirá un desafío al resultado.
Sin embargo, el presidente saliente sigue negándose a aceptar su derrota.
«Me preocupa que el país tenga un presidente ilegítimo, un presidente que perdió y perdió por mucho”, dijo Trump en una entrevista con la cadena Fox News grabada el sábado.
«Esto no se ha terminado; seguiremos y vamos a continuar avanzando”, agregó, apenas horas después del revés de la Corte Suprema.
Biden planea dar un discurso a la nación esta noche para celebrar, ahora sí, formalmente su victoria y enviar un mensaje más o menos directo a los senadores republicanos que públicamente han amenazado con no aprobar sus nominados para el gabinete y otros cargos clave del Gobierno, si persisten los cuestionamientos de partes de su partido a los resultados electorales.
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