El invierno empezó con una fuerte ola polar que, en algunos días, se combinó con temperaturas primaverales: esta marcada amplitud térmica, en la que convivieron días con 5 grados por la mañana y 20 grados por la tarde, impacta en nuestra salud. ¿Qué se debe tener en cuenta para atenuar el impacto de estos cambios de temperatura?
La llegada del invierno viene acompañada en muchas ocasiones de un desequilibrio en la salud.
Las enfermedades respiratorias son las más frecuentes y de mayor propagación-resfrío, gripe, bronquitis, laringitis, faringitis, neumonía, actualmente 7 de cada 10 consultas son de causa respiratoria siendo las poblaciones de mayor riesgo: niños menores de 5 años , adultos mayores de 60 años y pacientes con patologías de riesgo asociadas.
Las bajas temperaturas afectan a las vías respiratorias interfiriendo con los mecanismos de defensa propios del organismo como el sistema de humidificación y el movimiento ciliar del epitelio nasal que normalmente ayudan a evitar infecciones, haciendo esto más propicio a contraerlas. Sin embargo, este año, junto con la ola polar, también se presentaron temperaturas primaverales.
Frente a este contexto, aparecen también diversos dolores y malestares que afectan en mayor o menor medida a la salud y bienestar de las personas.
“El acto de pasar del frío del exterior, a un ambiente con calefacción, o viceversa, puede tornarse muy perjudicial para nuestro organismo. Estos cambios térmicos provocan resfriados, malestar general, alergias y otros padecimientos”, explica la Dra. Alejandra Erro.
Efectos del contraste de temperatura
- En ojos: sequedad, picor, lagrimeo, enrojecimiento.
- Vías respiratorias altas: sequedad, congestión nasal, goteo nasal, estornudos, resfriado, dolor de garganta, asma y rinitis.
- Pulmones: tos seca, bronquitis, neumonía.
- Piel: sequedad, enrojecimiento, picor.
- General: dolor de cabeza, somnolencia, letargo, irritabilidad, ansiedad, náuseas, mareos, exceso de sudoración, etc.
Para evitar dichas afecciones, es necesario controlar el uso de los sistemas de calefacción, mantener una temperatura entre 23 y 27 grados, evitar los cambios bruscos, si hay temperatura exterior muy baja cubrir región de cuello, pecho , garganta y oídos, tomar además aquellas medidas que refuercen el sistema inmunológico: lavarse las manos con agua y jabón de manera habitual, llevar una alimentación equilibrada, consumir alimentos con alto porcentaje de vitamina C, como kiwi, cítricos, brócoli, espinaca o tomate, mantenerse siempre hidratado y vacunarse contra la influenza y el neumococo.
Es recomendable ante síntomas persistentes más de 48 hs acudir a un médico, no automedicarse, las consultas y los tratamientos instaurados a tiempo evitan complicaciones.
“Debemos recordar además que vivimos en sociedad, por lo que tener hábitos correctos en esta época del año es fundamental para cuidarse no sólo a uno, sino también al otro. Para ello, es necesario cubrirse la boca al toser o estornudar usando el antebrazo, evitar el contacto directo con personas contagiadas, utilizar pañuelos descartables para evitar reinfección, y ventilar los ambientes, al menos, 20 minutos por día”, finaliza la Dra. Erro.
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