Rosario es enorme y diversa. Dentro de su territorio se esconden múltiples realidades y recorrerla de norte a sur o de este a oeste es un verdadero paseo de contrastes. A medida que las numeraciones de las calles suben, los edificios dan paso a las casas que se van haciendo cada vez más bajas y precarias al llegar a las periferias. En cada uno de esos kilómetros que separan el centro de los límites de la ciudad, los vecinos atraviesan día a día circunstancias muy diferentes; muchas veces antagónicas. Así, como un efecto mariposa, si la Municipalidad toma una determinación puntual para un reclamo específico de cierta parte de la población, las repercusiones pueden llegar a puntos insospechados.
Según cuentan en el barrio Las Flores, el Programa Andando —orientado a eliminar la tracción a sangre— produjo un sinfín de enfrentamientos que tuvieron su punto más álgido hace pocos meses, con un raid de sangre y muerte. “Se descalabró todo. Le ofrecen a los carreros 10 lucas a cambio de que entreguen los caballos y los vecinos se pelean a tiros por los bichos; una locura total. No sé cómo los van a parar”, comentaba, a modo de presagio, un muchacho de Las Flores a mediados de 2015.
Bronca vieja
«La Pato» Schneider y Chabela se odiaban desde hacía mucho. Las dos menudeaban y manejaban soldaditos; incluso algunos aseguran que ambas estaban relacionadas al robo de caballos, pero Chabela pisaba más fuerte. Era una de las vecinas más viejas de la zona y había participado en la organización cooperativa de los carreros del barrio. Tenía un apellido fundamental para el manejo del territorio: se llamaba Petrona Isabel Cantero y era la hermana de Ariel, «El Viejo», padre de Guille y «El Pájaro».
Las mujeres se cruzaban seguido, se miraban de reojo y, según cuentan sus vecinos, era cuestión de tiempo para que se enfrentaran. Un joven de Las Flores que charló con Rosario Nuestro está convencido de que el problema “groso” comenzó en mayo o junio, cuando “uno de los hijos de la vieja Cantero le afanó un caballo a `La Pato´” y ella se enteró. Para la damnificada no era un robo más. Demostraba que Chabela y su gente no le tenían miedo y estaban dispuestos a sacarle uno de los bienes más codiciados. Se le burlaban en la cara.
Schneider, que había presenciado como la familia de su oponente caía en desgracia (entre homicidios y detenciones), entendió el mensaje y supo que no podía quedarse quieta, por lo que dio la orden. Durante la noche, sus muchachos se escabulleron y se llevaron uno de los equinos que Chabela criaba en un terreno de la zona. Era una forma de demostrarle que las cosas habían cambiado. No le tenía miedo y estaba dispuesta a demostrarlo. La secuela no tardó.
Unas noches después, los pibes que trabajaban para la hermana de «El Viejo» doblaron la apuesta: le sacaron un caballo y un Pony a «La Pato», pero no se quedaron ahí. La cabeza del Pony apareció colgada junto a la puerta de la casa de su dueña. El enfrentamiento se hacía cada vez más grande y ninguno de los dos bandos iba a parar.
Cara a cara
“La Chabela iba caminando con su hija y su nieta por calle España al 7100. Se cruzó con `La Pato´, se insultaron y Chabela le dijo que no se haga la polenta, que ella tenía un familiar asesinado por un policía, que sabía quién era y nunca había hecho nada. Ahí explotó todo”, recuerda un testigo.
Según la investigación iniciada por el Ministerio Público de la Acusación, esta pelea tuvo lugar el viernes 16 de junio, pasado el mediodía, cuando Schneider -acompañada de sus soldados-, comenzó a golpear a su enemiga. En medio de corridas, gritos y patadas, se escucharon los tiros.
Petrona Isabel Cantero, de 56 años, recibió un balazo en la panza, que la mató casi en el acto. Su nieta Luisana, de 16 años, cayó al asfalto mientras huía, cuando un plomo se le incrustó en el cráneo —herida por la cual estuvo internada al borde de la muerte y logró recuperarse—.Juliana, hija de Chabela, fue golpeada salvajemente por la gente de «La Pato»: “le rompieron toda la cara a trompadas”, aseguran testigos.
Horas más tarde, María de los Ángeles Schneider, de 27 años, y su pareja David Sergio D. fueron arrestados por el homicidio; pero los liberaron días más tarde, por falta pruebas. “Yo no se qué pensar. Porque todos los vecinos vieron a ´La Pato´ con el arma en la mano. Para ella es mucho más riesgoso estar en la calle que en un calabozo; por eso está escondida”, señaló un allegado al caso.
De acuerdo a lo que contaron diversas fuentes barriales, la tarde del viernes 16 de junio (cuando se supo de la suerte de Chabela), Las Flores se caldeó como nunca: “Los pibes daban vuelta en moto, buscando a la gente de ´La Pato´ que ya se había escapado. Se veían muchachos con armas largas, se respiraba violencia, todo el mundo se metió en su casa y la calle quedó desierta. No pasaban ni los patrulleros”.
Para la tardecita de ese día los muchachos que responden a Los Monos habían usurpado 12 viviendas de vecinos allegados a «La Pato» y las habían repartido entre los vecinos. Tenían que dejar en claro quienes mandaban. Esa misma noche en las esquinas, mientras los muchachos fumaban y escuchaban cumbia con el celular, comentaban el secreto a voces: desde la cárcel, Ariel Cantero (hermano de Chabela) había bajado la orden de que mataran a todos los implicados en el ataque.
La venganza de los simios
El primero en caer se la llevó de rebote. Cuando David Sergio D. fue liberado por la fiscalía, no pudo volver a Las Flores. Sabía que su cabeza tenía precio y necesitaba esconderse un tiempo. Luego de pasar semanas deambulando sin un rumbo claro, decidió quedarse en la casa de su hermano Gustavo, que vivía junto a su mujer y sus cuatro hijos en la colectora del acceso Sur, al 4100, en villa La Manuelita. Pero la información corrió rápido. La misma noche de su llegada, el miércoles 12 de julio, un desconocido metió una pistola 9 milímetros por la ventana de la casilla y disparó a mansalva. En medio de los plomos que zumbaban Gustavo Díaz, de 39 años (y hermano de David), cayó muerto y uno de sus hijos, de 10 años, recibió un tiro en la pierna. Cuando fue entrevistada por investigadores, Melisa (la viuda), aseguró que el ataque fue por una bronca con su cuñado.
Diez días después cayó «El Chino», el hermano de «La Pato». “Era un borrachín inofensivo. Andaba siempre mamado pero no se metía con nadie. Un personaje de la zona”, aseguran los que lo conocieron, haciendo referencia a José Schneider, de 40 años, quien fue ejecutado a sangre fría el sábado 22 de julio, minutos después de las 22 hs.
De acuerdo a la versión de los vecinos, «El Chino» caminaba extraviado por Petunia y Guaria Morada cuando un sicario se le paró atrás y le dio un tiro en la nuca desde muy corta distancia. Su cráneo estalló y manchó de rojo el pavimento.
Los conocedores de la saga de venganzas aseguran que los dos ataques fueron perpetrados por el mismo sicario, un muchacho sigiloso muy cercano a Chabela, que busca ganarse el favor de la familia Cantero.
“Esto no se va a terminar acá. Ya vimos lo que pasó cuando mataron al `Pájaro´. Yo no digo que esto sea culpa de la movida con los caballos — Programa Andando—, pero nosotros hablamos con la gente de la Municipalidad para explicarles lo que estaba pasando en el barrio y ellos nos dijeron que no era su responsabilidad; que ellos sólo se ocupaban de la tracción a sangre; y que frenar la violencia era trabajo de la Policía”, cerró el vecino.