La más compleja misión espacial de la NASA a otro planeta entró en la recta final. Este jueves a las 20.55 GMT (17:55 de la Argentina), el nuevo rover Perseverance tocará la superficie marciana si todos los cálculos salen bien y los innumerables problemas que pueden suceder no ocurren. La NASA tendrá su transmisión oficial (16:15 de la ARgentina) y se podrá ver aquí.
Después de casi 470 millones de kilómetros recorridos, el rover Perseverance de la NASA, similar en tamaño a su antecesor y gemelo en tamaño Curiosity que arribó a Marte en 2012, completará su viaje al Planeta Rojo con el objetivo de buscar rastros de vida pasada en el cráter Jezero. Concretamente, rastreará signos de vida microbiana antigua en Marte, recolectará y almacenará rocas y regolitos marcianos (roca y polvo) para que futuras misiones los traigan a la Tierra, caracterizará la geología y el clima del planeta y allanará el camino para la exploración humana en un futuro cercano.
Para llegar a la superficie del Planeta Rojo y hacer su trabajo científico, el robot tiene que sobrevivir a la desgarradora fase final conocida como Entrada, Descenso y Aterrizaje. Los científicos de la NASA la denominan como los ‘siete minutos de terror’.
“Son los 7 minutos que transcurren entre el momento en que el vehículo entra en la atmósfera a una velocidad de 20 mil Km/h y, en sólo 7 minutos, un sistema totalmente automático, sin intervención desde la Tierra, tiene que hacer que llegue a la superficie de Marte a cero de velocidad”, precisó el ingeniero argentino Miguel San Martín.
“Hay una cantidad de dispositivos pirotécnicos que tienen que ocurrir para que se separen las diferentes partes. El radar tiene que encontrar la superficie, hacer las mediciones, la velocidad, todo debe hacerse en forma perfecta. El terror viene a raíz de que no lo podemos probar en la Tierra. Por eso es que le llamamos ‘de terror’, porque si nos olvidamos de un detalle ínfimo, no importa si el 99,9% lo hicimos bien, ese 0,1% en que ‘le pifiamos’ termina en fracaso total. Por eso es el terror, porque no hay lugar para el error”, completó el experto en descenso de robots en otros mundos.
“En esta misión, todo está ocurriendo de manera óptima. Los controladores de la nave espacial que lleva al robot ha decidido no ejecutar una maniobra llamada TCM-4 hace un mes y ahora TCM-5, que brinda la última corrección a la trayectoria planeada y nominal. Así que, a no ser que haya una sorpresa, el sistema de propulsión de Perseverance que utiliza en su viaje a Marte ha concluido su trabajo exitosamente. Todo está funcionando muy bien y no queremos alterar nada en la etapa final del viaje. Hay criterios formados antes de la misión. Si los errores son menos que los números calculados, no hay que intervenir”, agregó San Martín.
El cráter Jezero, el sitio seleccionado por su potencial científico, es fácilmente el sitio más peligroso que la NASA jamás haya intentado aterrizar un rover. Pero la recompensa, que podría obtener respuestas sobre los orígenes de la vida misma, vale la pena.
Los siete minutos de terror comenzarán mañana a las 17.48 hora argentina con el descenso de la cápsula donde viaja Perseverance desde la órbita marciana. “La entrada a la atmósfera guiada utilizada en Marte, volando el vehículo como si fuera un avión, es un mismo algoritmo que se utilizó para las misiones Apolo y sucesivas. Con motores cohetes reducís la fuerza como si fuera un ala de avión para corregir los errores de trayectoria”, explicó San Martín.
Setenta y cinco segundos después de que comienza la entrada de la nave, el escudo térmico encuentra el momento pico de calentamiento causado por la fricción entre el vehículo y la atmósfera. Se espera que las temperaturas alcancen los 2.400 grados centígrados. El escudo térmico permite resistir el calor por fricción al contacto con la atmósfera del planeta rojo y evitar que la nave se queme.
Tres minutos más tarde, ahora a más de la mitad del terror, se despliega un paracaídas de 21 metros de ancho que logra reducir la velocidad a 1512 kilómetros por hora a 11.200 metros del suelo (la altura donde por ejemplo vuelan los aviones). Todavía, Perseverance cae como una roca muy pesada (con el escudo término adosado y quemado) y a gran velocidad.
A continuación, el escudo que cumplió su función de no quemar la nave, se desprende y cae. Allí, revela la parte inferior de la cápsula con módulos de radar y cámaras que funcionan junto con el software para asegurarse de que Perseverance se coloque en un lugar seguro. Este sistema, llamado Navegación Relativa al Terreno, es esencialmente un piloto automático que usa imágenes de Marte obtenidas previamente para asegurarse de que el rover esté apuntando a la zona de aterrizaje correcta.
A menos de un minuto para el aterrizaje y Perseverance sale del caparazón protector y cae libre hacia la superficie ubicada a 2100 metros debajo. Pero el rover no está desprotegido. Se encuentra envuelto de una red metálica de equipo conocida como etapa de descenso o grúa Skycrane, con tanques de propulsor, sensores y ocho retrocohetes. Los cohetes comienzan a dispararse cuando la nave espacial viaja a 300 kilómetros por hora y rápidamente reducen la velocidad vertical a solo 3.
Perseverance, ahora a 20 metros, tiene un último viaje al suelo: una serie de fuertes cables de nylon lo bajan lentamente a la superficie. El polvo que se levanta de los retrocohetes que disparan continuamente se eleva desde el lugar de aterrizaje justo cuando el rover toca el suelo. Una vez que la etapa de descenso detecta un aterrizaje exitoso, los componentes explosivos cortan los cables de nylon y los retrocohetes continúan disparando para alejarlo del lugar de aterrizaje, después de lo cual se estrella contra la superficie.
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