Claro que la salud es lo primero y la decisión de la gran mayoría de las Federaciones de fútbol de cada país de suspender su actividad, fue la correcta ante el incesante avance del coronavirus. Sin embargo, tiene aparejadas sus consecuencias y son las que intentan apalear los clubes.
Que la pelota no ruede tiene su costo, incluso para las enormes instituciones europeas o mejor dicho, más aún en sus casos. La explicación es simple, como asumen gastos exorbitantes en cuanto a los salarios de los futbolistas, para cumplir con ellos en tiempo y forma necesitan que el negocio que representa este deporte siga en pie.
Como esto no puede suceder ante las medidas tomadas contra el COVID-19, dirigentes de las cinco ligas más importantes del viejo continente (la Liga de España, Serie A de Italia, Premier League de Inglaterra, Bundesliga de Alemania y Ligue-1 de Francia) llevan adelante una negociación con los jugadores, en pos que acepten reducir los montos de sus sueldos, al menos hasta que la situación se normalice.
En los cinco casos, las charlas con los gremios de los futbolistas es constante y hay optimismo en llegar a un acuerdo por el cual los integrantes de cada plantel resignen parte de su salario en pos de dejar equilibradas las finanzas de los clubes. ¿Pasará algo parecido en el fútbol argentino? No se sabe, aunque está claro que el parate por el coronavirus afecta directamente al bolsillo de las instituciones, desde los más poderosos hasta los que cuentan con menores recursos.
