“La situación de Rosario se parece a la época posterior a Pablo Escobar en Colombia”, señaló un especialista
En el último tiempo se dio una situación que a muchos no ha caído en gracia, como es la comparación de la narcocriminalidad en Rosario con la de Colombia.
“No se parece tanto a la de Pablo Escobar, sino a la época posterior, un período que tuvimos en la ciudad de Medellín entre 1994 y 2000, en la cual no había una jerarquía definida en el crimen organizado, sino cierto desorden en la mafia y eso generaba una serie de confrontaciones en los barrios que terminaban afectando a la comunidad. Es más a lo que se asemeja la actual situación de Rosario. No veo una gran relación con la Pablo Escobar, ya que en esa época había un interés denotado por arrodillar al Estado colombiano ante el terrorismo y si no me equivoco esa no es la intención de las mafias en Rosario”, expresó, al aire del programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario, Nelson Matta Colorado, Periodista del diario El Colombiano, especializado en temas de crimen.
“Tal vez su intención sea arrodillar a las comunidades, con extorsiones, tráfico de drogas y otros métodos de intimidación, eso sigue sucediendo en Colombia, no es un desafío tan abierto hacia el Estado, sino un interés por someter y controlar a las comunidades”, amplió.
Asimismo, comentó una situación que actualmente continúa: “Las organizaciones narcotraficantes suplen al Estado en varios territorios sus funciones, ejercen como jueces y en algunos casos, ejercen como organismos que reparten la tierra, organismos que estratifican o que regulan el acceso de las comunidades los servicios públicos de agua, electricidad y gas”.
En tanto, sobre la dinámica de la narcocriminalidad, “a veces desde la institucionalidad hay una lectura errónea, se creen que son mafias únicamente, interesadas en obtener un lucro económico de su actividad, pero sus dinámicas demuestran que también están interesadas en ejercer un dominio sobre las comunidades”.
Del mismo modo, Matta Colorado, sostuvo que “en Colombia sigue existiendo una presencia del narcotráfico. No hay que olvidar que aquí, que tras la firma de los acuerdos de paz con las guerrillas de las Farc, los cultivos ilícitos vienen creciendo y tenemos más de 200 mil hectáreas, de acuerdo al monitoreo que hace la ONU, cuando en ‘las mejores épocas’ teníamos menos de 50 mil”.
Es decir, “aquí el narcotráfico sigue creciendo y aprovechándose de toda la cadena de suministros económicos para poner allí sus tentáculos y negocios. Pero algo nos enseñó la experiencia lo que fue disminuyendo con el tiempo es la violencia homicida. Ha cambiado a otras formas de violencia, como la extorsión o los secuestros, pero la violencia homicida se ha venido reduciendo”.
“Esto se produce por dos factores -continuó-. Uno, intrínseco a las propias mafias, ya que entre ellas van generando pactos de pacificación de territorio, van absorbiendo o eliminando algunos grupos que generaban violencia, pero también hay una acción estatal que hay que reconocer”.
Y, para que esa acción estatal sea eficaz, el especialista sostuvo que se tienen que dar 4 condiciones: “Primero, una política muy clara estatal en el combate a la criminalidad; segundo, desde el punto de vista de la policía y del ejército, se requiere un enfoque a la judicialización y hacia la inteligencia, porque el primer error que se comete es aumentar la vigilancia para tratar de frenar la violencia, pero ese aumento de vigilancia, solamente disuada a la violencia común, pero no las actividades del crimen organizado”.
“Lo tercero, es que tiene que haber una coordinación eficaz con la Fiscalía para los procesos de judicialización y condena de los cabecillas y principales auspiciadores del crimen. Y lo cuarto, y es donde se produce una falla en Colombia y en toda Latinoamérica, tener una política carcelaria muy fuerte, porque lo que se ve es que las autoridades hacen un gran esfuerzo para encarcelar a los delincuentes, pero cuando llegan a las cárceles allí fortalecen su operación”, cerró el análisis.
En esa línea, Matta Colorado, explicó: “Aquí hemos tenido casos de delincuentes que llegan a las cárceles con un perfil bajo, pero allí tienen facilidades para establecer toda clase de contactos con otras organizaciones y cuando salen de las cárceles son narcos más poderosos. Incluso con redes de carácter trasnacional. De modo que la cárcel está fallando desde el punto de vista del control y del punto de vista de la resocialización”.
Y comparó la situación con lo que está sucediendo con el Primer Comando en Brasil, “Sus principales cabecillas están encarcelados y aún así han podido expandir su poder, con células en Colombia, Perú, Ecuador y Chile, es una dinámica que parece no tener freno”.
“Esto va de la mano de un incremento de la producción de cocaína que no se había visto antes, porque ya no están produciendo los países tradicionales como Colombia y Bolivia, sino que también se han empezado a detectar cultivos de hojas de coca industrial en Ecuador y Venezuela. Ese crecimiento en la producción también va de la mano de un crecimiento en la exportación y es ahí donde se terminan afectando países como Argentina, Uruguay, que históricamente fueron utilizados como plataformas para la exportación de la droga hacia Europa, África y Oceanía”, detalló.
“Y en la medida que son utilizados como plataformas para la exportación, al mismo tiempo los residuos de ese negocio terminan fortaleciendo un mercado interno de la droga, que es lo que provoca enfrentamientos entre las bandas. Lo que se ve con el narcotráfico es que cuando hay bonanza suele aparecer más violencia”, amplió.
Sobre la actual situación en Colombia, comentó: “El Cartel de Medellín fue derrotado en su momento y lo que quedaron fueron sus enemigos, hoy queda una organización criminal conocida como “La Oficina”, que fue fundada por los enemigos de Pablo Escobar y es una especia de confederación del crimen que articula 350 bandas que operan en los barrios de Medellín y su área metropolitana”.
Finalmente, sobre la vinculación de bandas de Rosario y Colombia, aclaró: “No hay datos de conexión entre bandas de Rosario y Colombia, pero sí con Buenos Aires, donde de hecho han ocurrido asesinatos perpetrados por sicarios de La Oficina y se han detectado varias actividades de lavado de activos con propiedades y bienes raíces. Aunque todavía no hemos detectado que tenga que ver con drogas”.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión