Uno de los grupos musicales más esperados llegó a Rosario. Si bien cada año La Oreja de Van Gogh visita con su gira la ciudad, sus fanáticos siempre se quedan con ganas de más. Tanto es así que por localidades agotadas, sumaron una nueva función. De este modo, el City Center llenó su centro de convenciones dos noches seguidas.
Ni un minuto más, ni un minuto menos, el conjunto español entró en escena a las 21:00 horas de este martes. El primer tema que sonó fue “Verano” y fue precedido por dos grandes hits como “El último vals” y “Vestido Azul”. La destreza vocal de la vocalista de Leire Martínez se complementaba a la perfección con el talento de sus músicos.
Antes de una de las canciones más aplaudidas del show, un original instrumento irrumpió la escena. Las luces enfocaban solamente el theremin, que transmitió un bello sonido electrónico. La pieza “Esa chica” que refleja la historia de la solista fue aludida por el público y minutos más tardes “Rosas” y “20 de enero” se llevó todos los suspiros.
De pronto, llegó el turno de que las guitarras se lucieran. Las canciones que más resaltaron en el set acústico fueron “Deseos de cosas imposibles”, “Muñeca de trapo” y “El primer día del resto de mi vida”. Sin embargo, el punto más emocionante de este momento y de todo el show fue “No vales más que yo”. El tema se refiere a la violencia de género y tras interpretarlo, Leire se retiró unos segundos del escenario con lágrimas en sus ojos.
El silencio se apiadó de su público cuando sonó “Jueves”. Los acordes que sonaban a través de un piano, generaban un clima muy íntimo lleno de calma y amor. “La Playa” empezaba a cerrar la noche y dos canciones más adelante la banda se despidió de los espectadores.
El salón de convenciones quedó a oscuras y el conjunto volvió con dos temas más. “Cometas por el cielo” fue el bronce final de una noche que, sin dudas, sorprendió a todos sus seguidores. “La Oreja de Van Gogh” fue impecable, destacándose por su calidad profesional y musical. En el City Center reinó el brillo y en su público las ganas de volverse a encontrar.
