Ante el diagnóstico de enfermedad renal, los pacientes piensan automáticamente en las limitaciones sobre su alimentación. Por años se trabajó sobre dietas muy restrictivas, con el foco en lo “prohibido” para la salud renal.
Hoy por hoy, la evidencia nos señala que una dieta balanceada y saludable es suficiente para mantener un adecuado estado de salud en la mayoría de los estadíos de la enfermedad renal.
¿A qué llamamos una dieta balanceada? A aquella que incluya todos los grupos de alimentos, preparaciones preferentemente caseras y se acompañe de un bajo consumo de alimentos ultraprocesados, sodio y azúcares simples.
Sin embargo, es cierto que en estadíos avanzados pueden acumularse algunas sustancias en la sangre y será necesario modificar la alimentación, pero en ese caso se trabajará sobre la selección y frecuencia de consumo de ciertos alimentos.
Y este último punto es muy importante: hay alimentos que, si los consumimos con baja frecuencia, difícilmente tengan un impacto negativo en la salud.
En porciones adecuadas y con previa asesoría de un profesional licenciado/a en nutrición, los pacientes renales pueden organizarse para disfrutar de eventos sociales sin temor a lo que se va a ingerir, o llevando comida propia porque se sigue una dieta “diferente”.
¿Qué pautas seguir para poder comer fuera de casa?
- Consultar previamente con un profesional especializado en nutrición renal que pueda evaluar los hábitos alimentarios y planificar la alimentación del día a día
- Conocer qué alimentos son mejores y cuáles es preferible reservar para “ocasiones especiales”.
- Si se come fuera de casa, elegir preparaciones poco elaboradas, para saber qué alimentos se está ingiriendo.
- Si es una preparación más elaborada o un alimento ultraprocesado, controlar la porción según lo convenido en el plan de alimentación.
- Preferir aquellas preparaciones elaboradas sin sal.
- Disfrutar del momento de la alimentación: comer con miedo o aislarse no conlleva beneficios nutricionales, sino que empeora la calidad de vida.
- Definitivamente se puede vivir bien con la enfermedad renal, si el paciente recibe apoyo de su entorno y del equipo de salud. La comida es un elemento fundamental en nuestra vida: no sólo nutre, sino que también brinda disfrute, placer y permite sociabilizar. La alimentación es un pilar más del tratamiento de la salud renal, por eso es importante no perder el disfrute y el compartir con el otro.
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