La música independiente, asfixiada: artistas rosarinos tratan de sobrevivir al coronavirus
La emergencia sanitaria generada por la pandemia del coronavirus compromete a un sinfín de actividades, entre ellas la música. Rosario es una de las plazas más considerables del país, donde se congregan los más diversos públicos en una convivencia entre los circuitos independientes y las grandes producciones. La realidad y el contexto mostraron una cara frágil en quienes llevan adelante su trabajo de forma independiente, muchos de ellos monotributistas o ni siquiera registrados ante el Estado. Si bien los músicos son el eje central, dentro de esta industria también conviven técnicos, productores, agentes de prensa y managers, entre otros.
El Gobierno, por su parte, ofrece subsidios a algunos sectores de la economía, pero las artes todavía esperan alguna resolución. En este contexto la Federación Argentina de Músicos Independientes (FAMI) emitió un comunicado con una serie de propuestas tendientes a afrontar y alivianar la crisis. Los miembros de la entidad exigen al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) la plena aplicación del artículo 65, inciso A, de la Ley 26. 522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, que garantiza una cuota de difusión de música nacional e independiente (30 por ciento de música argentina y la mitad de ese porcentaje, independiente).
También formulan un pedido puntual al Ministerio de Cultura de la Nación para que otorgue una partida extraordinaria que sea canalizada a través del Instituto Nacional de la Música (Inamu) a fin de reforzar las convocatorias de fomento solidario que el organismo había lanzado la semana pasada destinadas a músicos pertenecientes a las categorías C y D del monotributo. Además, solicitan un adelanto de cinco mil pesos a la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (Sadaic) y AADI, en una liquidación extraordinaria, de derecho de autor e intérprete a cada inscripto.
Eugenia Craviotto, líder de la banda local Mamita Peyote, dialogó con Rosario Nuestro sobre la acuciante situación de los artistas independientes. “No estamos exentos de la realidad que vive el mundo y el país”, expresó. De acuerdo a su relato, el grupo que encabeza no tiene otros ingresos más que los que le genera tocar en vivo. “El ingreso de una banda, cuando se trabaja de forma profesional, es el vivo en forma mayoritaria, además de pasar lista en Sadaic por los lugares donde pasan nuestra música o donde uno toca por ser autores y compositores”, agregó. Igualmente reconoció que en el caso de los derechos de autor, todo depende de dónde se toque, la cantidad de presentaciones que se den y sus características.
Por ahora, Eugenia y su compañero de banda y de vida Charly Bertolín, sobreviven con las reproducciones en las plataformas digitales. El caso de Mamita Peyote no es el más común en el ambiente independiente rosarino. La banda logró una trascendencia que le permite estar en algunas de las playlists más importantes y escuchadas, donde la monetización genera algunos ingresos, como la reproducción de sus videos en Youtube.
“Hoy por hoy los shows en vivo y Sadaic se cortaron de raíz, entonces en nuestro caso la monetización de la música pasó a ser un ingreso fundamental. Pero es nada, a cuentagotas, es un remo terrible, es muy complicado”, admitió y aseguró que la situación no sólo afecta a los músicos, sino también a todo el microclima que los rodea: técnicos, productores, managers, agentes de prensa, etc. “Quiero aclarar que no estamos viendo nuestra propia realidad, también hay gente en los barrios humildes que la está pasando muy mal”, añadió la cantante sobre las consecuencias de la pandemia en otros sectores sociales.
Por último, hizo un llamado a sus colegas y dijo: “Como autogestores culturales vamos a tener que buscar una manera de reinventar nuestro trabajo, de poder hacer algo distinto que nos permita subsistir. Nos queda por ejemplo subir canciones nuevas todos los meses para que la gente escuche y eso te monetice un poco”.
Otra reconocida cantante y compositora rosarina que habló con este medio es Evelina Sanzo, que el mismo fin de semana de la declaración de la cuarentena debía presentarse en la ciudad de Santa Fe. Como otros tantos espectáculos, a lo largo y ancho del país, debió ser suspendido sin fecha de reprogramación.
“Al principio me afectó mucho, ahora ya estoy más amigada con la cuarentena, pero lo primero que pensé es ¿qué hago ahora? Tenía un montón de shows, yo vivo de tocar y de dar clases. Me llevó un tiempo reacomodarme, me sentí un poco bajoneada (risas), pero me tuve que adaptar”. Para mitigar esa angustia, Evelina, que habla en lenguaje inclusivo, hizo su primer vivo en redes en el marco de aislamiento y activó las clases online con sus alumnos.
“Vivo sola con mis dos gatitos, hace un mes que no abrazo a nadie”, dijo sobre las gratas sensaciones que le dejó su actuación a través de las plataformas digitales que si bien es un ingreso magro si se está monetizado, ayuda a mantener el contacto con el público. En tanto, la artista explicó que vive de sus ahorros más el bono del IFE que el Estado dio a los monotributistas de las categorías menores y a los trabajadores irregulares.
“Si esto sigue así habrá que buscar alternativas”, aseguró, y continuó: “Hay artistas en todo el país que están trasmitiendo en vivo en las redes y dejan su CBU para que quienes estén viendo y quieran colaborar, les depositen algo de dinero en sus cuentas. Me parece que insistir tanto con el vivo y gratuito cansa”.
“Yo soy optimista”, señaló y consideró que el Estado, si bien en una última instancia, está brindado un salvataje a los artistas. “Tenemos que armar redes de contención y trabajo, creo que lo colectivo es la respuesta a esto. Ya que estamos pensando todos cómo salimos, estaría bueno que exista una especie de redistribución de la riqueza y los que cobran más de Sadaic o tocan en los grandes festivales se copen y sean solidarios con sus compañeros y lo repartan”, deslizó Evelina como una posible respuesta a la difícil situación.
Quien también se sumó a la consulta es Andrés Abramowski, periodista y músico que forma parte de la asociación de músicos rosarinos El Cubil. Para El Polaco, como se lo conoce en el ambiente artístico, la salida es a través de la militancia a través de las asociaciones de músicos y sindicatos. En este contexto, informó que desde el Instituto Nacional de la música (Inamu) se lanzó un fomento para los músicos que debe ser canalizado por el ministerio de Cultura ya que el instituto no tiene la potestad de viabilizar el subsidio.
“Nosotros no podemos hacer más que pedir, somos organizaciones voluntarias, sin recursos. También me parece que está bueno remarcar a situación de los técnicos, ellos están acostumbrados a trabajar en todas las ligas, no como nosotros que a veces tenemos otros ingresos. Son pibes que laburan hace mucho tiempo y lo hacen desde una precarización total”, relató.
Además aseveró que la situación en angustiante ya que hay músicos que se quedaron sin sus shows y alumnos, incluso es tal la situación que muchos no podrán pagar el alquiler de sus casas. Es como tener un negocio en el que no podes recibir a la clientela”, agregó El Polaco que del mismo modo replicó por último que irremediablemente todo lo presencial “no hay forma de suplirlo”.
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