Esta tarde, la temperatura en la ciudad fue in crescendo no sólo en sensación térmica, sino en los ánimos de los rosarinos a medida que transcurría el dramático partido que Argentina terminó ganando en la definición por penales ante Países Bajos, como ocurrió en el Mundial 2014.
Una breve tranquilidad mientras la Scaloneta ganaba 2-0, dio paso a la preocupación, la bronca porque el partido se escurrió entre las manos, en el minuto 55, luego del tiempo extra que otorgó el árbitro.
Y con la llegada de los penales el termómetro marcó su pico, hasta que Lautaro Martínez marcó el último remate y la Selección Argentina, junto a 44 millones de almas se desahogaron.
El pitazo final fue una invitación al festejo, y nuevamente el Monumento a la Bandera fue el epicentro para expresar la alegría contenida por el pase a semifinales, sin importar la lluvia, que llegó como un bálsamo después de tanto fuego.
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