Newell’s llegó al Nuevo Gasómetro con la urgencia de obtener un buen resultado, y no sólo por la necesidad de escapar del incómodo lugar que ocupa en la tabla, sino también para darle vida a un Llop más que cuestionado.
San Lorenzo consiguió la ventaja rápidamente ante un Newell’s deslucido, con muy pocas ideas y un sin fin de imprecisiones. Rubén Botta sacó una volea con su pierna derecha, y el marcador desde temprano favoreció al local.
En la segunda mitad, el conjunto de Llop siguió mostrando las mismas dificultades y limitaciones que desde el inicio. Un equipo partido, con las líneas inconexas y una defensa dormida en cada jugada de ataque del Ciclón.
Con el pasar de los minutos, Newell’s ganó en control de balón, pero la carencia de ideas continuó y no encontró los caminos para llevar peligro real al arco de Torrico.
La Lepra volvió a caer y la crisis que atraviesa, tanto en lo deportivo como en lo institucional, se profundiza. Al finalizar el partido Llop confesó verse en el banco ante Temperley, pero le espera una semana por demás de convulsionada.
