Actualmente, no existe una cura para el glaucoma; sin embargo, mediante un diagnóstico y tratamiento temprano, la enfermedad se puede controlar antes de que ocurra la pérdida de la visión o la ceguera.
“El glaucoma es una condición dada por el daño en el nervio óptico, que es el cable fundamental que lleva las imágenes del ojo hasta el cerebro. La mayoría de las veces éste se daña por un aumento de la presión del ojo o por una falta de irrigación sanguínea adecuada”, explicó el Dr. Nicolás Polisky, oftalmólogo.
El especialista indicó que en muchas ocasiones la enfermedad comienza sin presentar ningún síntoma, por eso es fundamental realizar controles y estudios oftalmológicos regulares para detectar el glaucoma a tiempo.
“La medición de presión intraocular es indispensable para detectarlo de forma temprana. Aunque muchas veces la presión intraocular puede elevarse de forma espontánea”.
Síntomas
Los síntomas más comunes de presión intraocular elevada son:
- Halos alrededor de las luces.
- Dolor cevero de la frente o el ojo.
- Náuseas y vómitos.
- Ojo rojo y visión borrosa.
- Disminución de la agudeza visual repentina.
- Alteración del campo visual: “chocarse con las cosas por no verlas”.
- Dolor en los ojos.
Los estudios que ayudan a detectar el glaucoma están relacionados con la medición de la presión intraocular, estudios específicos de la función del nervio óptico (como el campo visual) y estudios anatómicos (el OCT y la paquimetría corneal).
“Es posible prevenir el glaucoma controlando la presión intraocular y realizando los estudios correspondientes. Es muy importante que consultes con un oftalmólogo para hacerte tu control anual regular. Existen tratamientos con gotas, pastillas y cirugías para poder mantener la presión del ojo en niveles adecuados y poder evitar daños irreversibles”.
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