Los Monduzzi recibieron a Peque cuando tenía 34 días. Estaban inscriptos en el registro de familias solidarias, por lo cual, según la normativa, el bebé no debía estar más de 20 días a su cuidado. Pero el Estado lo dejó durante casi un año y medio a cargo del matrimonio, un tiempo suficiente para amarlo como a un hijo más (ellos ya tienen dos).
Transcurrido ese lapso, Carina y Gustavo Monduzzi pidieron la custodia del nene de 17 meses y de sus tres hermanos biológicos, pero en abril de 2018 la Justicia otorgó la adopción de los cuatro chicos a una pareja. Sin embargo, la experiencia de crianza múltiple se truncó, por lo desbordante del caso y los niños fueron a parar a una institución. Hoy Peque tiene 2 años y medio y los Monduzzi creen-porque el cruce de informaciones abunda-, que los chicos están a cargo de una nueva familia.
«A partir del 5 de abril del año pasado le dieron la guarda pre-adoptiva de Peque y sus hermanos a un matrimonio», explica Gustavo Monduzzi a Radio Mitre Rosario y aclara que simultáneamente su familia estaba tramitando la guarda de los menores «por los 17 meses que él (Peque) nos adoptó a nosotros». Para Gustavo, desde que solicitaron la custodia tanto el Estado como la Justicia actuaron de manera desprolija. «Tapan las insuficiencias del sistema, apurándose, haciendo cosas que no deben hacer».
En ese sentido, remarca que junto a su esposa denunciaron el accionar estatal y enfatiza que las vinculaciones «no se hicieron como correspondía». El papá del corazón de Peque detalla que al nene «se lo llevaron enfermo pidiendo un gabinete interdisciplinario neutral para evaluarlo porque tenía graves problemas tanto clínicos como de conducta: miedos, tristezas, llantos repetidos», de acuerdo a sus palabras, propios de la edad.
A los pocos días de lo que Gustavo vivenció como un arrebato, la nota de tapa de algunos diarios era alentadora: «El milagro de adoptar a cuatro hermanitos», pero la realidad distaba de eso: la familia que los adoptó desistió de la guarda a los tres meses y los hermanos fueron a parar a un lugar que desde afuera parece un hotel, pero «adentro hay niños judicializados». El sitio se llama Casa Pueblo y queda en Rosario. Peque llegó enfermo, sin nada y con una profunda tristeza.
Para Monduzzi, la responsabilidad de que los guardadores hayan decidido interrumpir la crianza fue de las instituciones estatales que abordaron el tema. «No hicieron bien su trabajo», apunta y, sin medias tintas, las menciona con nombre propio: «Hablo de la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes, de la Secretaría de Niñez, el Registro Único de Aspirantes con Fines Adotivos (RUAGA) y el Tribunal de Villa Constitución».
«A partir del 22 de octubre, supuestamente- porque hay diferencias al respecto-, los niños dejaron ese lugar (Casa Pueblo) e ingresaron a una nueva familia». Gustavo no lo sabe con certeza. «Para Peque van 30 meses , 4 familias y un hogar clandestino», resume al final del diálogo. Lo único que quiere es que Peque vuelva a su casa, esta vez, con sus hermanos.
Actividad en el Concejo
Este miércoles a las 13:30 los Monduzzi encabezaron una actividad en el Concejo Municipal para abordar, junto a profesionales del área, la vulnerabilidad de los derechos de la niñez.