Los abogados de Los Monos se ríen durante las audiencias. Vestidos de gala, con trajes coquetos y corbatas modernas, se muestran altaneros y cuestionan cada paso que dan los fiscales. Ponen en duda a los testigos y no dejan pasar un sólo detalle que les de oportunidad para presentar una protesta.
En off, muchos admiten tener la certeza de que nada podrá salvar a los cabecillas de la banda de pasar una larga temporada tras las rejas; pero aseguran que esto no pasará por virtud de los acusadores, sino por una cuestión política. «No se pueden permitir dejar en libertad a gente que acusaron con bombos y platillos», señaló uno de los abogados.
Sin embargo, para los allegados a la investigación de la fiscalía, las acciones seguras de los galantes defensores esconden en realidad una profunda desesperación. Entienden que la idea de los representantes de los acusados es dilatar todo lo que puedan la presentación de pruebas concluyentes sobre la banda. Creen que los letrados se encontraron con una causa contundente e intentan parar lo que serán penas mucho más elevadas a las que calcularon.
El tiempo dirá.
