Preocupa la salud de Silvina Luna y, a la vez, nos invita a reflexionar sobre el rol de los mandatos sociales. La propia actriz manifestó tiempo atrás que se sometió a cirugías «para buscar seguridad en el exterior».
Esto la llevó a un profundo camino interno que fue mostrando en redes, incluso a través de un libro, al respecto el coach ontológico Manu Colombo señaló que “nos perdemos muchas veces por no soltar esos modelos o estereotipos. Nos olvidamos de nosotros por pertenecer a un sistema”; y agregó que “claramente, Silvina irradia belleza, pero la búsqueda de seguridad muchas veces va por otro camino”.
Por otro lado, Colombo recordó que “Silvina hizo declaraciones oportunamente sobre el clima hostil que se vivía en su núcleo familiar y la falta de amor de su padre. Puede haber un movimiento inconsciente de seguir buscando la mirada de papá a través de la perfección estética. Esto es algo que se aborda desde la mirada sistémica a través del coaching ontológico”.
“Es importante tomar el mensaje de este hecho, para llegar a una reflexión profunda como sociedad y hacer un trabajo de consciencia sobre la necesidad de redefinir el concepto de éxito, y poder sacar nuestro propio brillo desde adentro sin buscar esa validación externa que puede resultar nociva”, concluyó Colombo.
La dismorfofobia corporal
La dismorfofobia hace referencia a una preocupación excesiva por defectos o imperfecciones físicas. Estos defectos no son observables, son imaginados o son tan leves que otras personas no parecen darle importancia.
Esta condición, llamada también trastorno dismórfico corporal, está asociada a un malestar importante debido a las preocupaciones. Estos pensamientos reiterativos de la dismorfofobia llevan en muchas ocasiones a comportamientos repetitivos. Un ejemplo es el mirarse en el espejo para comprobar la imperfección o compararse continuamente con los demás.
Las preocupaciones y los comportamientos compulsivos
Las compulsiones aparecen en respuesta a pensamientos obsesivos sobre la apariencia física. Estas conductas se realizan para intentar reducir la ansiedad y otras emociones desagradables o dolorosas.
Estos comportamientos compulsivos son repetitivos, consumen mucho tiempo (la mitad pasa 3 o más horas al día realizando estos comportamientos) y son difíciles de controlar. Algunos de estos comportamientos se les llama conductas de seguridad, ya que su función es reducir emociones desagradables y hacer que la persona se sienta más cómoda.
Existen diferentes tratamientos desde el farmacológico hasta el psicológico. En el tratamiento psicológico las técnicas cognitivo-conductuales son las que han demostrado más eficacia.
En este tipo de tratamiento psicológico el objetivo es trabajar pensamientos (cambiando las creencias asociadas a la apariencia física) y comportamientos que son perjudiciales, como la comprobación en el espejo.
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