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viernes 19 de abril del 2024

La alimentación en cuarentena

La crisis del covid-19 ha impactado en muchos aspectos del día a día de las personas, cambiando formas de actuar y hábitos. A pesar de los graves impactos socioeconómicos, la restricción de la movilidad también conllevó ciertos beneficios ambientales. El más destacable fue la mejora de la calidad del aire en muchas ciudades.

Por otra parte, el confinamiento domiciliario también provocó cambios en los hábitos diarios de la población, como son los del consumo alimentario.

Estudio de la UNESCO

Para evaluar tanto el cambio de dieta como el impacto ambiental, el grupo de investigación de la Cátedra UNESCO del Ciclo de Vida de ESCI-UPF, junto con otros equipos investigadores de otras instituciones como la UPF-BSM, realizaron el estudio “Environmental and nutritional impacts of dietary changes in Spain during the COVID-19 lockdown”, que fue publicado en la revista científica Science of the Total Environment.

El estudio evaluó el aporte energético y nutricional, así como el impacto ambiental (la huella de carbono, la huella hídrica y el uso del suelo para la producción y el consumo de los alimentos) de la dieta promedio de las siete primeras semanas de confinamiento y lo comparó con los valores de otras tres dietas:

  • El consumo alimentario durante la misma época en 2019.
  • Una dieta alternativa que sigue las recomendaciones de la guía de la Estrategia NAOS.
  • Una dieta basada en la dieta planetaria, definida por la Comisión EAT-Lancet.

Respecto al aporte calórico, en el confinamiento se ingirieron unas 2.500 cal diarias, un 6% más que el año anterior, y un 21,5% más de lo recomendado (1.970 cal, asumiendo una actividad física baja debido al confinamiento).

La calidad nutricional de la dieta durante el confinamiento fue un 5% inferior a la del 2019 y, aproximadamente, un 50% inferior a las de las dietas que siguen las recomendaciones nutricionales. Con respecto al desempeño ambiental, las dietas que siguen las recomendaciones nutricionales.

Con respecto al desempeño ambiental, la dieta en el confinamiento tuvo un 30% mayor de impacto que el del consumo en 2019 y aproximadamente un 60% que las dietas NAOS y EAT, debido, principalmente, al consumo mayor de alimentos e ingesta de carne.

En definitiva, este estudio muestra que los cambios en la dieta no solo afectan a la nutrición y, en consecuencia, a la salud humana, sino que también tienen implicaciones en términos ambientales. Adoptando una dieta que aporte el nivel adecuado de calorías, reduzca aproximadamente el 80% del aporte actual de calorías provenientes de la carne, así como de dulces, y aumente la ingesta de productos de origen vegetal, tendrá beneficios nutricionales y ambientales.

Este tipo de estudios científicos sólidos son fundamentales en los sectores productivos que les permitan tomar decisiones informadas sobre los cambios de consumo y el impacto asociado a estos cambios.