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viernes 26 de abril del 2024

Justicia dependiente

Por Andrés Cánepa.

Por Andrés Cánepa.

Alberto Fernández apuntó los cañones contra la Justicia Federal y pretende crear una comisión de seguimiento de las actuaciones de jueces y fiscales. También propone la conformación de un Tribunal Intermedio para quitarle poder a la Corte Suprema de Justicia. Un giro estratégico discursivo, radicalizando sus posturas y buscando convencer al público duro kirchnerista que lo mira de costado.

El presidente eligió elevar el tono en la apertura de sesiones del Congreso de la Nación, y la polémica se armó en base a la creación de una Comisión Bicameral de seguimiento del accionar de jueces y fiscales. Graciela Peñafort y Oscar Parrilli hablaron de los alcances, y llegaba hasta sanciones disciplinarias y de remoción de magistrados, aunque la ministra de Justicia, Marcela Losardo, negó que se le den esas atribuciones ya que sería inconstitucional.

Desde la visión del primer mandatario, lo que intenta crear es un control cruzado con los jueces y fiscales federales en sus tareas en el seguimiento de las causas que llevan adelante, para que no se usen como herramienta de apriete político a la Justicia nacional. Esto disparó una serie de críticas opositoras y se reflotaron viejos fantasmas que habían quedado en el closet del avance del kirchnerismo sobre las instituciones de la República.

Sin embargo, Losardo le bajó el perfil a esta Comisión y dijo que sigue siendo potestad del Consejo de la Magistratura el control estricto sobre los magistrados. El control cruzado de poderes está contemplado en la Constitución, y debe ser ejercido por los legisladores. Lo que genera cierto recelo es el actor que lleva adelante esta idea y ha sido vocero de la decisión, una persona cuestionada en Comodoro Py y en el Colegio de la Magistratura, ni más ni menos que Parrilli.

También propuso como proyecto la creación de un Tribunal intermedio que revise todas las causas, dejando como competencia de la Corte Suprema de Justicia solo el control sobre los temas constitucionales. Claramente, pretende quitarle el poder que hoy tiene la Corte, sin tener que modificar la conformación de la misma.

En Santa Fe una Comisión similar creada por resolución por el Senado provincial ha generado la misma polémica, y hasta la reacción del Ministerio Público de la Acusación (MPA), quienes se mostraron preocupados por el avance de la Legislatura hacia la justicia y la persecución penal. Inclusive, se dio en el marco del pedido de desafuero a Armando Traferri que le fue negado a los fiscales que lo solicitaron desde la misma Cámara alta santafesina.

Como si fuera poco, el mismo Traferri es quien presidía esa Comisión de Control y Seguimiento del accionar de fiscales provinciales, lo que fue tomado como un mensaje y una burla por los sectores de la Justicia. Los 4 senadores que responden al gobernador Omar Perotti se opusieron a la inciativa, sumado a una conferencia de prensa del fiscal general Jorge Baclini junto a los fiscales regionales repudiando esta decisión.

Volviendo a lo nacional, el presidente esgrimió un nuevo discurso, casi refundacional, buscando conquistar nuevamente al núcleo inamovible que supo tener el kirchnerismo personificado en Cristina. Eligió no solo a la Justicia como rival de turno, sino también a la oposición, a los empresarios especuladores y a la prensa.

Avanzará en las investigaciones sobre el endeudamiento ilegítimo, según él, con el Fondo Monetario Internacional (FMI), atacó a los empresarios y los señaló como los responsables de la movilidad de precios e inflación desenfrenada en este tiempo de recesión, y fue muy duro con la prensa, en la que percibe que no lo cuidan a él y lo atacan por supuestos intereses ocultos. El ABC de la gestión 2007/2015.

Tal vez fue la hora, este 1° de marzo, de que el presidente haya abandonado el barco del diálogo y el consenso, y sea el puntapié inicial de una nueva grieta de cara a las legislativas de este año. Y a la oposición dura le conviene un presidente con los dientes afuera, para generar el paralelismo con el viejo cuco del “vamos por todo”. Hasta faltó el pasacalle en la puerta del Congreso que rece: “Bienvenido al ring, Alberto”.