El evento más multitudinario en Israel desde el inicio de la pandemia de coronavirus se convirtió este viernes en una pesadilla por una gigantesca estampida que dejó al menos 44 personas muertas durante una peregrinación judía ortodoxa en el norte del país.
«La catástrofe del monte Merón es una de las más graves que ha golpeado al Estado de Israel», dijo en Twitter el primer ministro Benjamin Netanyahu, que acudió al lugar y decretó un día de luto nacional el domingo.
El Magen David Adom, el equivalente israelí de la Cruz Roja, atendió durante la noche a 150 heridos, seis de ellos en estado crítico, según un comunicado.
La cadena de televisión israelí Kan, cuyas imágenes mostraban una barrera metálica que se rompió por la multitud, dijo que 18 personas se encontraban en un estado «preocupante».
Una de sus periodistas, Rubi Hammerschlag, explicó que vio «una alfombra de ropa» esparcida por el suelo, incluyendo sombreros, vestidos y libros. «La gente se amontonaba una encima de otra», dijo la periodista, y explicó que «se aplastaban unos a otros».
Las circunstancias exactas del drama seguían sin conocerse. Imágenes publicadas en redes sociales mostraron una procesión en medio de una muchedumbre compacta y que se acercaba a una estructura metálica, donde judíos religiosos estaban de pie en torno a una hoguera.
La policía llegó y decidió cerrar» la rampa de salida de una de las hogueras repleta de gente, contó Shmuel, de 18 años y testigo de la tragedia, a la agencia de noticias AFP. «Llegó más gente, cada vez más. La policía no la dejaba salir y comenzaron a apretarse unos contra otros, y luego a aplastarse mutuamente».
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