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jueves 25 de abril del 2024

Infidelidad 2.0: enemiga de la salud emocional

La tan mencionada frase: “de los cuernos y de la muerte no se salva nadie” parece resonar más fuerte con el auge de las redes sociales.

Nadie dicen que son causa de divorcio pero no caben dudas que predisponen a la ruptura en la mayoría de las parejas.

La red no es la causante directa de la ola de divorcios y rupturas, sino más bien es el medio que facilita la infidelidad en las parejas que ya presentan problemas: ya no se necesitan escapadas after-office (escondidas bajo la clásica excusa de la reunión de trabajo)  o cenas con amigos –y sin pareja- para conocer a alguien. Es mucho más simple. Detrás de un teclado y un monitor está la oportunidad de ser infiel.

La investigación de una revista especializada en psicología de parejas CyberPsychology and Behaviour Journal reveló que hasta el 2010, 28 millones de parejas en el mundo habían roto sus relaciones a causa de descubrimientos de infidelidades en las redes sociales.

El paso del tiempo demuestra que el uso masivo de la tecnología, que se expande atravesando a las distintas generaciones y no hace distinción entre clases sociales, no hace sino aumentar la dimensión del fenómeno. No sólo el mayor contacto que favorecen redes como Fabebook o Twitter promueve el encuentro y reencuentro de potenciales amantes, sino que además ya hay un sólido mercado de sitios que ofrecen servicios específicos destinados a quienes deciden mantener una aventura extramatrimonial.

Cómo afecta a la salud física

La infidelidad es un acto doloroso para quien lo padece, existe un estrés emocional que se vincula directamente con la salud física y va más allá de una depresión.

Algunas personas toman una vivencia de infidelidad como traumática y otros consideran más importante el auto respeto y amor propio, más que el de otra persona.

Sin embargo, varios estudios afirman que una vivencia desagradable de infidelidad desencadena mecanismos psicológicos, que van desde un brote de ira desmedido, hasta ciclos crónicos de ansiedad o depresión.

Según un estudio publicado en el Journal of Social and Personal Relationship, la culpa es el principal factor por el que una persona puede llegar a sentirse mal, con consecuencias físicas.

Sugieren que el impacto psicológico de una infidelidad provoca conmoción emocional. La culpa puede ser hacia uno mismo o a la pareja; justificando de algún modo la falla en algo, que provocó el fin de la relación.

Consejos para superarla

  • Bajo ninguna circunstancia hay que culparse por la infidelidad de la pareja. Esto solo dificulta el reto de superar lo sucedido.
  • Recordar que el tiempo no cura una infidelidad, simplemente desvanece paulatinamente el dolor.
  • Si la pareja desea regresar, tiene que «ganarse» el derecho de hacerlo. En ese caso deberá renegociarse cómo llevar la relación de tal forma que funcione para ambos.
  • Tendrá que llegar el momento en que se de el paso y se decida dejar en el pasado lo sucedido.
  • Es fundamental buscar ayuda profesional. La terapia contribuye a fortalecer la autoestima, sanar las heridas y superar el trago amargo.