Ayer en hipódromo de Rosario se vivió una gran fiesta por el recital de Maluma, donde miles de espectadores disfrutaron de un show inolvidable. Así y todo, nos fueron tan felices todos como correspondería.
Mientras miles y miles de fans ingresaban con su entrada en mano al show, en la puerta por donde se habilita en ingreso a quienes cuentan con algún tipo de discapacidad se vivieron horas de incertidumbre y malos tratos para con quienes corresponde un tratar más que especial.
Según relató Maria Sol, mamá de Johana, en Con sentido común (el programa de Radio Fisherton conducido por Marcelo Fernández), las personas con capacidades especiales y sus acompañantes esperaron aproximadamente tres horas fuera del hipódromo, a raíz de que desde la productora del cantante no los dejaban ingresar de manera gratuita y como marca la ley nacional.
Fueron aproximadamente entre 25 y 30 personas aguardando por el ingreso al recital, mientras desde la organización informaban de manera más que improvisada que «los acompañantes debían pagar $1100 para poder ingresar al espectáculo». Amparados en la ley, muchos se negaron a pagar dicha suma y por ello tuvieron que seguir esperando. Otros, en cambio, decidieron abonar la suma mencionada para dejar de ver la cara triste de sus acompañados, que no la estaban pasando nada bien.
El «tramite» para el ingresó a los espectáculos de este tipo, es asistir con la documentación de cada persona que pretenda ingresar y acompañado, claro, del certificado de discapacidad pertinente. Así y todo, quien oficiaba de vocero en ese momento pretendió alegar que por ser un espectáculo meramente privado no correspondía ningún tipo de ingreso bajo la gratuidad pretendida: algo que no es así desde ningún punto de vista.
Habiendo esperado desde las 7 de la tarde, cuando se les negó el ingreso en primera instancia, les habilitaron la posibilidad de que puedan ser parte del show llegadas las 9. De igual modo, el trato siguió siendo por lo menos desconsiderado ya que la ubicación asignada se encontraba lejos del escenario, y el espectáculo se tuvo que disfrutar mirándolo desde las pantallas.
Raro e incomprensible el accionar de la productora del cantante, más aún teniendo en cuenta que no se generaba ningún tipo de «perdida» con el ingreso de estas personas y que al ser en el hipódromo, donde los espectadores se encuentran parados, no se ocuparían asientos ni butacas. Si fuese el caso, sería quizás comprensible la postura de la organización, aunque de igual manera la ley sigue estando del lado de Maria Sol, Johana y todos aquellos que aguardaron horas para ingresar al show, cuando no correspondía que así fuere.