Un hecho de extrema violencia perpetrado por los talibanes sacude al mundo. Mahjubin Hakimi, una jugadora de la selección juvenil de vóleibol de Afganistán, fue decapitada a principios de octubre por autoridades en Kabul. La mujer además de defender la bandera nacional, también se desempeñaba en un equipo municipal de la capital afgana.
La encargada de contar la historia fue su entrenadora, que, por razones de seguridad, utilizó el seudónimo Suraya Afzali. La muerte de la deportista se produjo a principios de este mes, pero la familia optó por no difundirlo por temor a represalias por parte de los encargados de gobernar el país asiático.
Nadie más que la familia de Mahjabin sabía la hora y la forma exacta de lo sucedido. Sin embargo, la entrenadora aclaró que “probablemente” el crimen ocurrió a principios de octubre y la familia había sido “amenazada” de no hablar al respecto.
Por su parte, todas las jugadoras del equipo de voleibol y el resto de las mujeres atletas están en una mala situación, desesperadas y asustadas. Todas se han visto obligadas a huir y vivir en lugares desconocidos.
Sólo dos atletas del combinado juvenil de ese deporte lograron huir del país, mientras que el resto del plantel se encuentra escondido, a la espera de ayuda por parte de organizaciones internacionales para poder cruzar la frontera.
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