Un grupo de científicos logró unir temporalmente un riñón de cerdo en un cuerpo humano y vieron que comenzó a funcionar. Esto forma un gran avance en la búsqueda de varios años por utilizar algún día órganos animales en trasplantes para salvar vidas humanas.
A pesar de que los cerdos se convirtieron en prioridad a la hora de la investigación en búsqueda de atender la escasez de órganos, hay un obstáculo directo que impide que lo sean de principio: un tipo de azúcar en las células porcinas, extraña al cuerpo humano, causa el rechazo inmediato del órgano. El riñón para este experimento provino de un animal manipulado genéticamente para eliminar esa azúcar y evitar un ataque del sistema inmune.
Los cirujanos unieron el riñón del cerdo a un par de grandes vasos sanguíneos fuera del cuerpo de una persona -con muerte cerebral- para poder observarlo durante dos días. El riñón hizo lo que se supone debía hacer -filtrar los desechos y producir orina- sin provocar rechazo.
“Tuvo una función absolutamente normal”, manifestó el doctor Robert Montgomery, quien encabezó el equipo quirúrgico el mes pasado en el centro médico Langone Health de la Universidad de Nueva York. “No se tuvo este rechazo inmediato que temíamos”.
Esto significa un paso importante. Tranquilizará a los pacientes, investigadores y autoridades reguladoras “de qué estamos avanzando en la dirección correcta”.
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