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jueves 25 de abril del 2024

Historia de Taxi: la joven que aprendió a conducirse en las calles del machismo

Por Tatiana Pace

La tarde era soleada y, como de costumbre, estacionar en las calles rosarinas, toda una odisea. Mientras el teléfono sonaba, la suerte estuvo de su lado y un lugar esperaba por el tradicional vehículo negro de detalles amarillos. “Aguardame que estoy estacionado”, soltó quien hace casi 10 años se encuentra frente a un volante. “Ahora sí”, dice Eliana Rodríguez Pérez, una joven taxista, que además de saber manejarse por los barrios de la ciudad, sabe cómo conducirse en un ambiente donde el machísimo pisa más fuerte que nunca.

“Tenías que ser mujer”, es un insulto que no solo escucha cotidianamente Eliana, sino muchas mujeres involucradas en el caos del tránsito. Estas cuatro palabras hacen pensar “muchísimas cosas” a la juvenil conductora. “No me quiero poner mal”, confiesa, y asegura que todavía no entiende cómo aún hay gente que piensa que las mujeres no poseen la misma capacidad que el varón para manejar. “Es ahí donde nosotras tenemos que romper, porque a pesar de que hay debates en la sociedad, hay mentes que cambian mucho más lento”, suelta desafiante Eliana, mientras mira por la ventanilla.

Eliana Rodriguez. Foto:Franco Trovato Fuoco

De lunes a viernes, desde que asoma el sol hasta las cuatro de la tarde, Eliana balancea su vida entre ser taxista y ser mujer. La exposición que tiene el rubro genera complicaciones a la hora de ejercer el trabajo, independientemente del género. “Después, está la presión de ser mujer y estar en la calle”, explica. Y asegura, un poco más seria: “Suponen que nosotras estamos ocupando un espacio que no nos corresponde, que sólo está preparado para varones y se nos demuestra, así, que estamos de más”.

La taxista comenzó desde jovencita a transitar el mismo camino de su papá y su tío. A los 21, llegó su licencia para conducir. “Apenas se podía sacar, la tramité”, remarca. Cada día, se aventuraba conduciendo a un nuevo destino, hasta que un robo fue su parada obligatoria. “Eran las 9 de la mañana y fue muy traumático”, tanto que estuvo relegada en su labor desde el 2014 hasta el año pasado. Porque, a partir de ese episodio, los ataques de pánico se convirtieron en sus pasajeros por dos años.

A pesar del miedo, la conductora decidió superarse y, durante los fines de semana, continúa a bordo de su taxi por las noches, momento en donde los viajantes, parece ser, se sienten más libres para sobrepasarse. “Es terrible el nivel de acoso que recibimos, varias veces los tuve que bajar”, cuenta. Y agrega, determinante: “Y si no se quieren bajar, me bajo yo”.

Eliana Rodriguez. Foto:Franco Trovato Fuoco

El carácter es su acompañante y también la ayuda a “seleccionar los viajes”. “Esa es mi decisión personal, no te queda otro remedio que generalizar”, dice triste. “Si hay más de dos varones no los voy a levantar, porque pueden ocasionarte un momento horrible, con el cual después te amargas toda la noche”.  Y recuerda que el sábado pasado dos chicos le empezaron a decir cosas. “Cuando yo comienzo a discutir y los hago bajar, uno me dice que soy servicio público y me la tengo que aguantar”.

A pesar de las adversidades, Eliana se siente más empoderada que nunca. La taxista confiesa que le encanta trabajar en un ambiente donde la mayoría son hombres, porque le gusta ver las luchas desde esos lugares, a pesar de que implican un cansancio más a las diez horas diarias de trabajo. Antes de encender la luz verde de su taxi y continuar con lo que resta de su jornada, reflexiona sobre el feminismo: “Creo que es un movimiento que pone en tela de juicio cimientos ideológicos conservadores de una sociedad machista”. Y, sostiene que dentro del gremio, la lucha feminista obliga a las conductoras a nuclearse y estar juntas, a pesar de las diferencias. “Todavía somos minorías pero tenemos una unión, que no se si los compañeros la tienen y eso nos ayuda a ser cada vez más fuertes”, culminó.