Sin importar el puesto que ocupemos, si somos responsables de una organización, gerentes, líderes de equipo, emprendedores o empleados, solemos encontrarnos frente a situaciones que requieren más que nuestras habilidades inherentes al puesto de trabajo o de disponer de las competencias técnicas. Muchas de esas veces sentimos que se nos va de las manos o que necesitamos algo más pero no distinguimos muy bien qué es.
En general, ese “no sé qué” son las soft skills, se trata de competencias vinculadas con la capacidad para relacionarse con otros, comunicar, compartir información, liderar, conducir, motivar, escuchar, empatizar, trabajar colaborativamente, influir en los demás, entre otras. Este tipo de habilidades basan su importancia en que complementan los conocimientos técnicos con herramientas interpersonales. Son las llamadas habilidades blandas.
En conversación con los representantes de la Escuela de Coaching de IESERH, nos cuentan cómo la disciplina del coaching potencia las habilidades blandas que todos disponemos pero requieren su entrenamiento. Principalmente porque la formación se tiene que orientar al desarrollo de competencias, que en el caso de IESERH, son las que promueve la International Coach Federation.
Capacitarte y formarte como coach no es solamente prepararte para ejercer profesionalmente este rol, puesto que, el entrenamiento para llegar a eso, te hace pararte y ver desde otra perspectiva las situaciones tanto del día a día la vida profesional y laboral.
¿Cuáles son algunas de las competencias principales que se trabajan?
Escucha Activa
Sentirse escuchado es una condición muy importante en cualquier relación. Para estar presente en una conversación, no sólo se trata de oír lo que el interlocutor está diciendo, sino, para poder comprender plenamente lo que quieren comunicarnos hay que considerar el contexto, la identidad, el ambiente, las experiencias, el tono de voz, el lenguaje corporal y confirmar si lo que escuchamos es lo que realmente la persona quiso decir. No quedarse en interpretaciones o en frases obvias que pueden distorsionar la conversación. Esas reuniones que no vienen dando resultado y las conversaciones que no llevan a nada dan un giro notorio cuando escuchamos más allá de lo que nos están diciendo.
Presencia
Esta competencia va de la mano con la escucha. No se puede aplicar la anterior sin estar realmente presente en tiempo y espacio. Llevar adelante una reunión o responder a una pregunta de un compañero, mientras chequeamos los mails, respondemos el celular o estamos con la cabeza en otro tema, no nos dará resultados efectivos y hasta podemos llegar a no recordar qué fue lo que respondimos. Para ello se entrena la capacidad de estar plenamente conscientes, para hacer una primera escucha y analizar si podemos en ese momento brindar la atención plena o debemos coordinar para tener esa conversación en otro momento. La presencia combinada con escucha de alta calidad permite construir una compresión precisa.
Preguntas Poderosas
Podemos encontrar una respuesta u otra dependiendo de las preguntas que hacemos y de cómo las hacemos. Cada vez que realizamos una pregunta, estas llevan consigo supuestos de lo que interpretamos y orientan la conversación hacia dónde queremos que vaya. Conocer cómo formular efectivamente las preguntas, por ejemplo, saber que las que inician con “¿Por qué?” suelen ser menos poderosas porque se enfocan en el pasado y no llevan a la acción. Mientras que las que inician con “¿Qué?” y “¿Cómo?” son más poderosas ya que se enfocan en el presente, en una situación concreta y conllevan una acción. Es un buen ejercicio para poner en práctica en la próxima conversación y ver los resultados.
Si leyendo esta nota te diste cuenta que necesitás entrenar estas competencias, IESERH te invita a participar de la Presentación Online de su Programa de Formación en Coaching el próximo Martes 4 de Mayo a las 20hs, confirma tu asistencia aquí.
