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jueves 28 de marzo del 2024

Glovo en Rosario: las experiencias de un trabajador de la empresa que desembarcó en la ciudad

La empresa española Glovo, que brinda un servicio a pedido que compra, recoge y entrega todo lo que se solicita a través de una app desembarcó en Rosario y cada vez son más los trabajadores que tiñen de amarillo (los colores de la compañía) las calles de Rosario.

Mientras desde algunos sectores piden una regulación para mayor control, la empresa española continúa operando en la ciudad. En diálogo con Eduardo Conforti, en el programa El Diario de Mañana por Radio Mitre Rosario, un trabajador de Glovo contó sus experiencias trabajando para la compañía.

«Un glover es básicamente un cadete. No es mucho más que eso. Es una cadetería por aplicación», adelantó Emilio. Mientras se busca unos pesos extras para impulsar su propio negocio, el trabajador de Glovo detalló qué significa trabajar para Glovo.

«Los horarios los podés elegir vos. Yo trato de hacer los días de semana a la mañana y los fines de semana a la noche. Cada uno elige las horas que quiere trabajar, por supuesto que si trabajás poco no haces plata. Yo trato de trabajar entre 6 y 7 horas», dijo.

Con respecto a la frecuencia de pedidos, explicó: «A veces se hacen como 15 viajes en seis horas. Generalmente son los fines de semana a la noche». Y en cuanto el método de pago a los trabajadores, manifestó: «Es todo por kilómetro. Al cliente se le cobra una plata y a nosotros nos pagan parte de ese dinero, kilometraje y tiempo de espera».

Y añadió que en Rosario «la aplicación abarca un radio entre Avellaneda y 27 de febrero, hasta el río. Es un radio bastante chico, céntrico casi».

Según revela Emiliano, la única gran diferenciación con el trabajo habitual de cadetería es la solicitud de los pedidos a través de la App. En Rosario ya hay cerca de 200 empleados, muchos de ellos trabajan en bicicleta.

«A algunos le han robado la bicicleta, la dejaron atada para entregar el pedido y cuando volvieron ya no estaba», sumó el Glover.

En relación a las ‘curiosidades’ que guarda el trabajo, declaró: «Dentro de los más raros están los clásicos como pedidos de productos de sex shop. Hay pedidos falsos también, una vez me pidieron que buscara en un reconocido carrito de 27 de febrero unas papas fritas y que la llevara a la Terminal de Ómnibus.

Por último, Emiliano cerró aclarando en Mitre Rosario que con este trabajo no se gana lo suficiente para cubrir las necesidades básicas: «La verdad es un poco de plata en el bolsillo, pero para vivir no alcanza».