"Empecé la lucha una semana antes de la explosión, pero la Justicia mira para otro lado", aseguró el hermano de Débora, una de las víctimas de Salta 2141
Adrián Gianángelo, hermano de Débora, una de las víctimas de la tragedia, contó como continúa la lucha y el pedido de justicia.
A 11 años de la explosión del edificio de Calle Salta 2141, que ocasionó el fallecimiento de 22 personas y dejó 62 heridos, la causa acumuló más absoluciones que condenas.
Diez de los once acusados por la tragedia fueron absueltos, mientras que sólo se condenó al gasista Carlos Osvaldo García, que recibió una pena de cuatro años en prisión que cumple en su domicilio al tener 72 años de edad.
A raíz de ese fallo, la familia de Débora Gianángelo, una de las 22 víctimas de la explosión, continuaron con sus reclamos por justicia y apelaron el falló de los tribunales provinciales.
No obstante, tanto la Corte Suprema provincial como Nacional, terminaron por rechazar los planteos y dejaron firme las diez absoluciones y la única y escueta sentencia al gasista, lo que obligó a los familiares a recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que revisen el caso.
En ese marco, Adrián Gianángelo, hermano de Débora, contó al aire de una entrevista con el equipo de El Puente, programa que se emite por Radio Mitre Rosario, la lucha por justicia que comenzó incluso antes de la tragedia.
En primera instancia, Adrián expresó lo que sienten cada vez que llega esta fecha: “Es una día difícil porque uno pasa de nuevo por este recuerdo debido a que sigue latente”.
En la misma línea, agregó que lo más doloroso esta fecha es la “impunidad” que hay alrededor de la causa.
"No tenés paz ni esperanza porque no tenés ni la presencia física de tu familiar ni la Justicia”, precisó.
La lucha comenzó una semana antes
Al mismo tiempo que resaltaba la impunidad con la que se manejó la Justicia, recordó cómo los problemas de gas fueron constantemente denunciados y sistemáticamente ignorados por las autoridades tanto del edificio como de Litoral Gas.
“Nosotros viviamos allí con mi hermana y nos la pasábamos reclamando desde hacía ya un mes todos los problemas que ocurrían con el gas”, comenzó.
Luego, detalló cómo denunciaban las deficiencias en la sumimistración de dicho servicio: “Si bien en ese momento no había redes sociales, le sacabamos fotos al lugar y se la mandábamos al consorcio y a la propietaria, pero todos hacían caso omiso, y decían que ‘total no iba a pasar nada’”.
“Hasta que vino un reclamista, que también lleve al juicio, que nos dijo que ‘esto iba a volar por los aires’ y ahí empecé la lucha, una semana antes de la explosión”, aportó.
A renglón seguído, denunció: “Nadie nos escuchó, y cuando fuimos al Consorcio que quedaba en España al 75 a reclamar, nos abren la puerta y la presidenta de ese momento, Norma Bauer, nos dice que no tenemos ni voz ni voto, y ahí tienen, una tragedia que pudo ser evitada".
“La verdad es que la Justicia mira para un lado cuando tenés mucho poder económico como esta empresa, pero a mi no me van a callar ni me van a arreglar con plata”, apuntó fuertemente contra la Justicia Argentina.
Además del accionar judicial, señaló como los abogados terminan por abandonar los casos en complicodad con el poder: “Cuando uno se convierte en víctima, es triste como uno no consigue abogados o si los consigue le abandonan el caso antes de que sea el juicio”.
“El último abogado que contraté, profesor mio, conocía a toda la familia, le pagamos una fortuna, y dejó el caso a 10 días de la presentación en la Corte Interamericana de Justicia”, subrayó.
Por último, Adrián aseguró que seguirá pidiendo por justicia y concluyó: "Mi hermana no tiene precio, el único precio que tiene es toda la parte emocional que no van a devolvernos jamás, vamos a seguir luchando porque es una verguenza lo que pasó acá”.
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