En el marco de la misa por el Año Nuevo, coincidente con la Jornada Mundial de la Paz, el Papa Francisco celebró la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, por lo que este martes meditó sobre el papel de la Virgen María y de las madres en general.
En plena ceremonia, pidió: «Necesitamos aprender de las madres que el heroísmo está en darse, la fortaleza en ser misericordiosos y la sabiduría en la mansedumbre».
«Las madres toman de la mano a los hijos y los introducen en la vida con amor», aseguró aunque advirtió de los «hijos que hoy van por su propia cuenta, pierden el rumbo, se creen fuertes y se extravían; se creen libres y se vuelven esclavos».
«Cuántos, olvidando el afecto materno, viven enfadados e indiferentes a todo. Cuántos, lamentablemente, reaccionan a todo y a todos, con veneno y maldad. En ocasiones, mostrarse malvados parece incluso signo de fortaleza. Pero es solo debilidad», continuó.
Y sobre la visión del mundo, el Sumo Pontífice lamentó: «El mundo está totalmente conectado, pero parece cada vez más desunido. Necesitamos confiarnos a la Madre».
Luego, el líder de la Iglesia aseveró que «un mundo que mira al futuro sin mirada materna es miope». «Podrá aumentar los beneficios pero ya no sabrá ver a los hombres como hijos. Tendrá ganancias, pero no serán para todos. Viviremos en la misma casa, pero no como hermanos. La familia humana se fundamenta en las madres», completó en ese sentido.
Y por último, alertó: «Un mundo en el que la ternura materna ha sido relegada a un mero sentimiento podrá ser rico de cosas, pero no de futuro».