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miercoles 24 de abril del 2024

Fenómeno Paranormal: «No tengo miedo, pero no puedo explicar lo que pasó»

Los límites de la física y la química están en permanente expansión. De la mano de los avances tecnológicos, el hombre día a día devela los grandes misterios del mundo. Lo logra en forma lenta, chequeando paso a paso, comprobando detalle a detalle lo inexplicable. Sin embargo hay fenómenos que rompen los paradigmas y ponen en jaque los saberes y creencias. Estos hechos, «paranormales», se ubican por fuera de los margenes de lo que se considera «real» y dejan en ridículo a los arrogantes académicos.

Lo que le ocurrió a Pedro Peirone, un vecino de San José de la Esquina no responde a los criterios de lo «cierto» y lo «real». En diálogo con Rosario Nuestro, Peirone habló del día que sus creencias y su forma de mirar el mundo cambiaron. «Hoy me tocó vivir algo que no sé qué es. Tal vez dejo marcas para que yo sepa que había traído a alguien que no era de esta galaxia».

Pasaron las horas y pasado el mediodía de este lunes, Peirone se transformó en viral. Su video y las especulaciones coparon las redes y las charlas, como cada vez que un hecho sin explicación se vuelve cercano, real, casi palpable.  También llegó a Rosario Nuestro contando cómo fueron las horas siguientes a su experiencia paranormal.

Pedro Peirone vive en San José de la Esquina, a poco más de 100 kilómetros de Rosario. Este lunes por la mañana subió a un joven en la ruta. No es la primera vez que lo hace. Tal vez haya sido la última. El joven que subió tenía unos 17 años y estaba vestido con el mismo uniforme que la Escuela Industrial de su local. Le pidió bajarse unos metros antes del cruce con el Cementerio y apenas descendió, se sintió un fuerte olor a quemado en el auto.

«Como ya se me incendiaron autos, me bajé a ver si estaba todo normal. Y así era. No le presté atención, pero cuando volví a entrar, el olor me llevaba a donde estaba sentado él.  Y ahí la alfombra de goma, que estaba derretida, con la marca de su huella», explicó. Peirone buscó al joven. Pero no lo encontró más. Tampoco había huellas en la tierra. El único rastro que quedó, fue la alfombra derretida.

«No sé qué me pasaba en el cuerpo. Me temblaba el cuerpo, me temblaban las piernas, sentía una angustia adentro.  Hoy me tocó vivir algo que no sé qué es. Si esta cosa, no se cómo llamarla, no dejaba las marcas, o si yo no miraba para atrás, no me enteraba de lo extraño. No sé si habrá dejado esas huellas para que yo sepa que había traído a alguien que no era de esta galaxia».