Llega la primavera y se multiplican las consultas en los centros de medicina estética para el modelado corporal y los tratamientos faciales. En muchos casos, la cuarentena provocó aumento de peso, acumulación de grasa en el abdomen y flancos y mayor flaccidez en la piel. En este contexto donde la prioridad es el respeto por la distancia social y la esterilización de las instalaciones, ganan terreno las aparatologías que no tocan la piel.
Los tratamientos que marcan tendencia
Hoy en día hay dos tratamientos que están en auge en centros de medicina estética y respetan la distancia social entre el paciente y el operador: se trata de la eliminación de grasa con tecnología que no toca la piel y la del desarrollo muscular con energía electromagnética.
“En los tratamientos de este tipo, el paciente se recuesta en una camilla, el operador coloca los aplicadores y el procedimiento se ejecuta de forma independiente, sin un contacto cercano con el profesional que estará supervisando el tratamiento” comenta Valentina Urbina, especialista clínica.
Para el desarrollo muscular, existe un equipo que induce contracciones musculares tan potentes que logra formar nuevas fibras musculares.
Los pacientes interesados en una musculatura core más fuerte, marcar los abdominales, o ejercitar los glúteos, brazos y piernas, ahora gracias a estas innovaciones, podrán hacerlo en un consultorio médico bajo estrictas normas de bioseguridad.
En lo que se refiere a la adiposidad localizada, la tecnología utilizada es la que se aplica a casi dos centímetros de distancia de la piel y produce la apoptosis (muerte celular) de las células grasas de flanco a flanco.
Las técnicas que están relegadas
La aplicación de rellenos faciales disminuyó notablemente. En su reemplazo se utilizan tratamientos no invasivos y de corta duración como la radiofrecuencia.
“En los tratamientos faciales, donde la proximidad es más alta, se le solicita al paciente que no hable durante el tratamiento para impedir la propagación de micropartículas de saliva” agrega Urbina.
Antes de la cuarentena, hasta aquellos que no hacían ejercicio y eran sedentarios, con el simple hecho de moverse para ir a trabajar, el organismo ya producía una serie de sustancias que ayudan a evitar el estrés y la depresión y esto, a su vez, a mantener un buen metabolismo.
La nueva situación de un mayor sedentarismo, sumada al estrés que ocasiona la pandemia, sin dudas generó consecuencias en el organismo que ahora los pacientes desean revertir, atentos al protocolo y a las nuevas medidas de distanciamiento.
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